Las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una alianza liderada por kurdos, manifestaron hoy su agradecimiento al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por detener la ofensiva turca en el norte de Siria, mientras Rusia empezó a movilizar a sus efectivos para comenzar las patrullas en la frontera turco-siria.
Tras días de críticas por la retirada estadounidense de la zona, una decisión tomada por Trump poco antes de que Turquía lanzase allí una ofensiva, las FSD tuvieron hoy palabras de reconocimiento hacia el que fue su aliado en la lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI).
"Le agradecemos al presidente Trump sus esfuerzos incansables, que pararon el brutal ataque turco y de grupos yihadistas contra nuestra gente", dijo el comandante de las milicias kurdosirias, Mazlum Abdi, minutos después de que Washington anunciase un alto el fuego permanente por parte de Ankara.
En declaraciones difundidas por el portavoz de las FSD Mustafa Bali en su cuenta de Twitter, Abdi afirmó que la tregua no habría sido posible sin los "grandes esfuerzos" del dirigente estadounidense, quien a su vez le prometió en una conversación apoyo a largo plazo "en todas las esferas".
El cambio del tono de las Fuerzas de Siria Democrática llegó minutos después de que Trump anunciase desde la Casa Blanca que el Gobierno turco había afirmado que detendrá los combates y establecerá un alto el fuego permanente en el norte del país árabe.
Estados Unidos, afirmó Trump, fue el artífice del milagro.
En la misma red social, el presidente estadounidense agradeció poco después al comandante de las FSD sus palabras y su "valentía".
Las milicias kurdosirias ayer abandonaron la franja fronteriza turco-siria en virtud de un acuerdo alcanzado días antes por Washington y Ankara, después de que Rusia, aliada del Gobierno de Bachar al Asad, y Turquía pactaron los términos de la zona de seguridad que ha quedado establecida.
Los presidentes de Rusia, Vladímir Putin, y de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, acordaran ayer que patrullas ruso-sirias verificaran la salida de las milicias kurdas de la zona de seguridad en una franja de 30 kilómetros de profundidad en el noreste de Siria.
Hasta hoy los kurdos habían utilizado palabras como "limpieza étnica" para describir el establecimiento de esta zona de seguridad, el principal objetivo de la ofensiva lanzada por Turquía el 9 de octubre y en la que pretende reubicar a unos 2 millones de refugiados árabesirios.
Hoy una columna de la policía militar rusa llegó a la ciudad siria de Kobane, en la frontera con Turquía, para iniciar el patrullaje de la zona y se reunieron con representantes de la Administración local, indicó el Ministerio de Defensa ruso en un comunicado.
El Gobierno sirio instalará quince puestos de vigilancia a lo largo de la divisoria, pero fuera de la zona de la operación militar.
Por otro lado, el Ejército sirio entró hoy en las zonas rurales de la provincia de Al Raqa, en el norte del país y cuya principal ciudad fue capital del autodenominado "califato" del EI, informó la agencia estatal siria SANA.
Una fuente militar dijo a Efe que el Ejército sirio había llegado ya al área de Mabruka, el último punto perteneciente a la gobernación de Hasaka en la frontera administrativa de la provincia de Al Raqa, donde continuó su despliegue en los pueblos del suroeste de Tal Tamr en Al Hasaka a lo largo de 60 kilómetros.
En paralelo a la llegada de la policía militar rusa a la zona fronteriza, los avances de las fuerzas leales al presidente Bachar al Asad hacia el norte y el súbito cambio general de la coyuntura en Siria, un coche bomba acabó con la vida de un miliciano proturco y dos menores en el norte de la provincia de Al Raqa.
Todo ello según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, que también informó de que paralelamente hoy se produjeron bombardeos rusos en Idlib, el último bastión opositor en el norte de Siria y que algunos expertos ven como un factor clave en la distribución de la Siria de posguerra.