Francia prohíbe a los aficionados del Sevilla viajar a Lens por sus nuevas medidas contra la violencia en el fútbol

Las medidas para atajar la sucesión de episodios violentos en el fútbol francés, que se esperaban desde hace semanas ante los últimos incidentes, comenzaron a concretarse este fin de semana. El pasado viernes, el ministro del Interior de Francia, Gérald Darmanin, publicó en el Journal Officiel un decreto por el que se prohíbe a las aficiones de varios clubes asistir a los partidos que sus equipos juegan como visitantes.

La muerte de un seguidor del FC Nantes el pasado 2 de diciembre durante una pelea con aficionados del Niza llevó hace unos días a la ministra de Deportes francesa, Amélie Oudéa-Castéra, a pedir “una moratoria en los desplazamientos de aficionados” en ciertos partidos, al menos hasta el próximo 18 de diciembre.

Este domingo Gérald Darmanin, cuyo ministerio tiene las competencias de seguridad, explicó en una entrevista concedida a la web de noticias Brut que la decisión se había tomado después de que ambos ministros consultasen al presidente de la Liga de Fútbol Profesional. Darmanin añadió que el decreto pretende “crear un electroshock” para frenar la violencia alrededor del fútbol.

En la misma entrevista, anunció que los aficionados del Sevilla también están afectados por el decreto y no podrían viajar a Lens para el encuentro de Liga de Campeones de este martes. Una decisión contra la que el club hispalense ha protestado al considerar que “perjudica a su afición en particular y al fútbol en general, con medidas desproporcionadas que no parecen justificadas”.

En un comunicado publicado el mismo domingo, el Sevilla subraya además no haber recibido "ninguna comunicación oficial, ni por parte de las autoridades francesas ni de la UEFA", y que la directiva del club está en contacto con el Gobierno español para intentar que se levante la prohibición.

El decreto del Gobierno francés afirma que los partidos afectados, considerados de alto riesgo, presentan "un riesgo real y grave de enfrentamientos entre aficionados" en un contexto de "exacerbación de la violencia cada vez más grave, observado desde el inicio de la temporada futbolística".

El 29 de octubre, justo antes del partido de Ligue 1 entre el Olympique de Marsella y el Olympique de Lyon, el autobús del Lyon fue apedreado, hiriendo en la cara a su entrenador, Fabio Grosso. Los hechos provocaron el aplazamiento del partido y la detención de nueve seguidores del equipo marsellés.

A causa de ese mismo encuentro –que finalmente se jugó el 6 de diciembre, sin la presencia de aficionados lioneses– tres seguidores del Olympique de Lyon fueron detenidos por “incitación al odio racial”. Los tres fueron acusados de realizar saludos nazis y lanzar gritos racistas cuando se encontraban en el interior del estadio Vélodrome la noche en la que se suspendió el encuentro.

A principios de temporada el presidente del Olympique de Marsella, Pablo Longoria, y el que entonces era su entrenador, Marcelino García Toral, fueron amenazados por representantes de grupos de seguidores del club durante una reunión. El episodio llevó a García Toral a dejar el club, denunciando que “aficionados radicales tengan tanta influencia”, una situación que “hoy es difícil de erradicar”.

Según el ministro del Interior francés, este tipo de episodios plantean “una situación particular para el fútbol”, un deporte en el que “los hinchas, no todos sino una pequeña parte, son los más violentos”, añadiendo que es “una situación que no tenemos en otros deportes”.

Varias asociaciones francesas de seguidores han anunciado que buscarán la anulación del decreto antes los tribunales administrativos e, incluso, el Consejo de Estado.