La obsesión de Bowie por la literatura no fue precisamente temprana. El cantante no rindió demasiado en la escuela: salió de ella en 1963 y solo se había graduado en la asignatura de arte. No porque no tuviera capacidades académicas, sino porque disfrutaba más teniéndose a sí mismo como profesor. De hecho, en 1998 empezó a escribir reseñas de libros para Barnes & Noble, la mayor librería de EEUU.
Los libros eran en el fondo una pieza más de su proceso creativo para crear canciones. Gracias a ello pudo elaborar una mitología que le llevó a ser conocido como el Camaleón del rock, pseudónimo otorgado por las múltiples facetas que demostró a lo largo de su carrera. Ziggy Stardust, comandante Tom o Starman son solo tres caras de su poliédrica personalidad.
La lista representa dos cosas de Bowie: la cultura que ha fraguado su sensibilidad artística y los hechos que marcaron su vida. También hay que tener en cuenta el lugar de procedencia del cantante para entender la selección de títulos. Nació en Brixton, al sur de Londres, el ocho de enero de 1947. Por tanto, muchos de los que considera importantes fueron aquellos que se pusieron de moda en los 60 y 70.
Uno de los episodios más significativos de su vida fue cuando su hermanastro Terry Burns le dio a conocer el clásico beat de Jack Kerouac, En el camino (1957). Aquella obra abordaba temas como la libertad, la creatividad, las drogas o el sexo, aspectos que impresionaron a un Bowie con solo 12 años y alimentaron su frustración por salir de Bromley, su lugar natal, al sentir que estaba estancado culturalmente.
El artista se contaminó de lo plasmado por Kerouac, autor que decidió abandonar sus estudios universitarios para dedicarse a recorrer Norteamérica. "Yo también quiero hacer eso, no ir a la estación de tren de Bromley South y subirme al puto tren que va a la estación de Victoria ni volver a trabajar en una agencia de publicidad de mierda", explicó Bowie en una entrevista realizada por la revista Q en 1999.
No es gratuito que muchos de los títulos que aparecen en la lista estuvieran vinculados al movimiento mod originado a finales de los años 1950 en Londres. Eran muestras del dadaísmo y del surrealismo que luego fascinarían al cantante.
'La naranja mecánica' y la masculinidad tóxicaOtra de las obras que aparecen es La naranja mecánica (1962) de Anthony Burgess, ambientada en una Gran Bretaña totalitaria. Alex, su protagonista, es fan de Beethoven y líder de una pandilla que se dedica a instaurar el caos violando y robando bajo los efectos de narcóticos.
La influencia fue tal que Bowie, bajo la careta de Ziggy, solía aparecer en los escenarios mientras sonaba la Novena sinfonía de Beethoven en la versión de Wendy Carlos. Era la misma que aparecía en la banda sonora de la película de Kubrick estrenada en 1972, cinco meses antes de que saliera el disco The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders From Mars. De hecho, los trajes de los integrantes de la banda, los Spiders, estaban diseñados inspirándose en los de Alex y sus drugos.
El nadsat, la jerga anglorrusa que habla Alex en la novela, hasta apareció en una canción de Bowie. Concretamente en Girl Loves Me, donde era mezclada con el polari, otra lengua empleada en la subcultura gay británica. Y es aquí donde el cantante refuerza la idea de que el libro de La naranja mecánica era a su vez un estudio de la masculinidad moderna a través de protagonistas que no tenían ningún reparo a la hora de demostrar sus consecuencias.
'La Ilíada' y el poder de la ropaBowie no solo hizo referencia a clásicos contemporáneos. En la lista por ejemplo aparece La Ilíada (s. VIII a.C.), la epopeya griega de Homero ambientada en los sucesos desarrollados durante la guerra de Troya. Existen muchas razones para tomar como modelo a uno de los textos más importantes de la historia de la literatura, pero el cantante se fijó específicamente en un aspecto: el vínculo entre Aquiles y su mejor amigo, Patroclo, en ocasiones interpretado como una relación con tintes homosexuales.
En un momento de la aventura Aquiles se niega a combatir y Patroclo toma prestada su armadura, que además le otorgaba superpoderes para combatir de forma más eficaz. Sin embargo, el dios Apolo interviene y le despoja de su casco, provocando así la muerte del héroe. La historia refleja muchas cosas, pero una de ellas es el poder de la ropa y la proyección de esta sobre los demás.
La imagen que se transmite es a veces más importante que lo que uno es, algo que el propio Bowie sabía a la perfección y de lo que se ha beneficiado en múltiples ocasiones. A veces bajo un aspecto de superhéroe (como en Starman) y otras casi rozando lo grotesco. Es lo que ocurre con el disco Diamond Dogs (1974) y su portada, que muestra al compositor como una especie de semiperro y que no pasó desapercibida.
Dicho álbum, además, está claramente inspirado en la novela 1984 de George Orwell y la peculiar invención de un mundo distópico donde relacionarse casi parece un acto de rebeldía. La canción We are The Dead es probablemente la referencia más clara, ya que hasta cita directamente las palabras que Wiston le dice a Julia en un momento del libro: "Nosotros somos los muertos".
Lo que está claro es que la literatura fue un refugio de Bowie sin el cual no se podría entender su música. "¿Mi idea de felicidad absoluta? Leer", decía el cantante. Y ahora, somos nosotros quienes lo hacemos siguiendo la estela del hombre-estrella.
Nota: se debe tener en cuenta que algunos títulos pertenecen a magazines (como 'Raw') o series de cómics (como 'The Private Eye'), de ahí que la fecha de publicación pueda llegar hasta la actualidad.