La detención de activistas indígenas que bloqueaban desde hace semanas el principal corredor ferroviario de Canadá hace peligrar la labor de reconciliación con los aborígenes canadienses que ha iniciado el primer ministro Justin Trudeau y amenaza con la extensión de las protestas.

A primeras horas del lunes, decenas de agentes de la Policía Provincial de Ontario (OPP) empezaron a arrestar a indígenas mohawk que bloqueaban desde hace casi tres semanas el corredor ferroviario que conecta Toronto, la mayor ciudad de Canadá, con Ottawa y Montreal.

Imágenes transmitidas por Real Peoples Media, un servicio informativo indígena y el único con acceso al bloqueo por la decisión policial de mantener a los medios de comunicación alejados de la operación, muestran cómo agentes de la OPP solicitaron a los manifestantes que abandonasen la protesta y poco después empezaron los arrestos.

Tras la detención de los manifestantes, los agentes empezaron a desmantelar el campamento que los mohawk habían situado junto a las vías férreas para permitir la reanudación del tráfico ferroviario.

Real Peoples Media informó que la OPP arrestó a seis manifestantes indígenas en el lugar del bloqueo, en los alrededores de Belleville, unos 200 kilómetros al este de Toronto, aunque la Policía no ha confirmado el número de personas en custodia.

Poco después de la intervención policial, en Ottawa y Toronto centenares de personas se manifestaron en solidaridad con los jefes hereditarios del grupo indígena wet'suwet'en cuya decisión de oponerse a la construcción de un gasoducto en su territorio, en el oeste de Canadá, generó la oleada de protestas indígenas que vive ahora el país.

También en Ottawa, el primer ministro canadiense, que durante semanas ha intentado evitar las imágenes de las fuerzas de seguridad actuando contra los activistas indígenas, intentó calmar la situación.

"Todavía estamos en el camino de la reconciliación. Necesitamos una resolución pacífica y seguimos trabajando para lograrlo", declaró Trudeau a los medios de comunicación tras el arresto de los activistas mohawk.

Pero en lo que es un claro mensaje a Trudeau y el Gobierno canadiense, el primer mensaje colgado en la cuenta de Twitter de los wet'suwet'en señala que "la reconciliación esta muerta. La revolución está viva".

Los mohawk de Tyendinaga también señalaron en un comunicado que al mismo tiempo que la OPP estaba realizando arrestos en Belleville, la Policía Montada entró en el territorio de los wet'suwet'en, lo que los activistas consideran una provocación.

"Condenamos el uso de fuerza en el territorio de los mohawk de Tyendinaga contra gente que está luchando por los derechos humanos, la tierra y el agua. La ley incluye los derechos humanos y los derechos de los indígenas", señalaron los mohawk.

Los mohawk de Tyendinaga iniciaron el bloqueo de la vía férrea el pasado 6 de febrero en solidaridad con los jefes hereditarios de los indígenas wet'suwet'en de la provincia de Columbia Británica, opuestos a la construcción de un gasoducto en su territorio.

Los wet'suwet'en bloquean desde hace semanas la entrada a su territorio de los trabajadores que tienen que construir el gasoducto Coastal GasLink, un proyecto de 670 kilómetros de longitud con una inversión de 6.000 millones de dólares canadienses (4.500 millones de dólares estadounidenses) y que sí cuenta con el apoyo de otros grupos indígenas.

Inicialmente, las autoridades canadienses evitaron actuar contra los mohawk, a pesar de que el bloqueo interrumpió el servicio ferroviario en gran parte del país, por temor a que las imágenes de agentes de Policía procediendo al arresto de los manifestantes generase nuevas protestas en otras regiones del país.

Precisamente, el bloqueo por parte de los mohawk se inició el pasado 6 de febrero, el mismo día que la Policía Montada arrestó a algunos de los activistas que bloqueaban el acceso al territorio wet'suwet'en, lo que generó en todo el país una oleada de acciones en solidaridad con los jefes hereditarios.

Pero la semana pasada, las dos principales compañías ferroviarias del país, Canadian National (CN), que transporta mercancías, y Via Rail, de transporte de pasajeros, anunciaron el despido temporal de unas 1.500 personas debido a la prolongada la cancelación de sus servicios.

Ante la acumulación de pérdidas económicas y las presiones de sectores como el agrícola, uno de los más afectados por el bloqueo ferroviario, el viernes Trudeau anunció que "la paciencia" de los canadienses se estaba agotando y que el tráfico ferroviario debería reiniciarse.

En la mente de Trudeau y su Gobierno están los sucesos ocurridos en la localidad de Oka, en 1990, cuando una pequeña protesta indígena contra la construcción de un campo de golf sobre un cementerio tradicional indígena degeneró en un conflicto armado que duró 78 días y en el que Ottawa recurrió al Ejército para intentar solventar la crisis.