CaixaBank y los sindicatos han alcanzado un acuerdo para el ERE de la entidad tras la fusión con Bankia. El banco participado por el Estado y los representantes de los trabajadores han acordado un despido colectivo que afecta a 6.452 personas, con una importante reducción frente a los 8.290 que inicialmente planteó la empresa. Las partes sellan un acuerdo tras casi dos meses de negociaciones y dos huelgas en una semana que paralizaron la mayor parte de las oficinas de la entidad.
El banco ha tenido importantes problemas para poder sacar adelante el ERE, al haberse encontrado con una oposición unitaria de todos los sindicatos presentes en el grupo casi hasta el final.
La principal línea roja que plantearon los sindicatos fue la cuestión de la voluntariedad. Habitualmente en banca los ERE se han logrado formalizar sin tener que realizar despidos forzosos, gracias a las salidas incentivadas, especialmente en los colectivos de mayor edad. Sin embargo, en este caso, el banco ha intentado limitar la reducción de su plantilla mayor de 55 años, lo que abocaba, según entendían los sindicatos, a despidos forzosos para trabajadores que se encontraban por edad por debajo de ese colectivo.
Finalmente, la cifra inicial de despidos se ha visto reducida por dos vías. En primer lugar, el banco ha ofrecido que sean 570 trabajadores los que sean recolocados en otras empresas del grupo. Además, se abrirán 138 vacantes en filiales, que se cubrirán mediante procesos de selección. Los últimos asuntos en cerrarse han sido los referentes a las cuotas por edades y las condiciones económicas de las salidas.
Las últimas condiciones propuestas por el banco permiten mantener la voluntariedad de las salidas y "evitar medidas traumáticas", tal y como informan fuentes sindicales. Avanzan que son "buenas condiciones económicas" y se obtiene un salvaguarda de la red rural del banco, en línea con lo que ya le había obligado la CNMC cuando aprobó la compra de Bankia.