Los 27 avalan la prohibición de vender coches de combustión a partir de 2035 tras sortear las pegas de Alemania

Un mes después de lo previsto, pero ya hay luz verde. Los 27 han avalado el acuerdo para prohibir la venta de coches diésel y gasolina a partir de 2035. La decisión ya estaba pactada entre la Comisión Europea, los gobiernos y la Eurocámara -que aprobó la propuesta el pasado 14 de febrero con el voto en contra del PP y la extrema derecha-, pero Alemania pisó el freno provocando un importante malestar en Bruselas y la mayoría de capitales.

El Gobierno alemán amenazó con vetar la iniciativa, que forma parte del paquete 'Fit for 55' con el que la UE pretende alcanzar la neutralidad climática en 2050, si no obtenía garantías para los combustibles sintéticos.

Tras tres semanas de negociaciones entre la Comisión Europea y el Ministerio de Transportes alemán, en manos de los liberales, se llegó a un acuerdo que no supone reabrir el texto pactado previamente. Lo que ha conseguido Alemania es una declaración y un calendario para que Bruselas desarrolle un reglamento para los denominados e-fuels, que son combustibles que mezclan hidrógeno y dióxido de carbono pero que son climáticamente neutrales porque sólo emiten el CO2 previamente capturado. El gobierno comunitario impulsará un acto delegado, es decir, una regulación en otoño de 2023.

Los carburantes sintéticos son defendidos por algunas petroleras y por fabricantes de coches de lujo como Porsche, Ferrari, Lamborghini o Audi. Son mucho más caros que los actuales y su viabilidad económica está por demostrar. "Sinceramente, no creo que esto vaya a tener éxito. Según las valoraciones que se están haciendo en estos días, es demasiado caro para ser la respuesta adecuada para cualquier ciudadano medio de Europa", ha afirmado a su llegada al Consejo de Energía la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera.

Con ese compromiso, Alemania ha apoyado la prohibición de los coches contaminantes saliéndose de la minoría de bloqueo en la que se encontraban también otros países, como Italia o Polonia, que se han mantenido en el 'no'. Bulgaria y Rumanía se han abstenido. Italia protestó en la reunión de los embajadores de este lunes en la que se incluyó la medida en el orden del día del Consejo de Energía de este martes dado que sus reclamaciones para los biocombustibles no han sido consideradas, según fuentes diplomáticas.

El cambio de posición de Alemania provocó malestar en el seno de la UE dado que amenazaba un plan que ya había recibido el visto bueno de los gobiernos en la negociación con el Parlamento y la Comisión. "Creemos que no es justo. Pensamos que todos tenemos la oportunidad de discutir en cada una de las diferentes fases qué estamos apoyando, cómo negociamos. Y creemos que es una situación bastante curiosa encontrarnos al final de este procedimiento con esta solicitud", ha dicho Ribera este martes, aunque ha celebrado que se haya alcanzado una solución.

La UE va aprobando en cascada medidas encaminadas a lograr la neutralidad climática en 2050 y que tiene como objetivo intermedio reducir un 55% las emisiones en 2030. Esta madrugada el Consejo, la Comisión y el Parlamento han alcanzado un acuerdo para impulsar los puntos de recarga de vehículos eléctricos o que funcionan con energías alternativas, como hidrógeno, al tiempo que estos van aumentando en la circulación.

Así, la nueva regulación establecerá que por cada coche eléctrico de batería matriculado en un estado miembro, se proporcione una potencia de salida de 1,3 kW mediante una infraestructura de recarga de acceso público. Además, tendrá que haber instalaciones de recarga rápida (de al menos 150 kW) cada 60 kilómetros a lo largo de la red transeuropea de transporte a partir de 2025. En el caso de los vehículos pesados, tendrá que haber cada 60 kilómetros de la red básica y cada 100 en la red global estaciones de recarga con una potencia mínima de 350 kW a partir de ese mismo año. , con la cobertura de la red debe lograrse para 2030. Respecto al hidrógeno, el acuerdo recoge que haya infraestructuras que den servicio a coches y camiones en los nodos urbanos y la red básica cada 200 kilómetros a partir de 2030.

En 2030, los puertos (que reciban al menos 50 escalas de grandes buques de pasajeros o 100 escalas de portacontenedores) deberán proporcionarles electricidad en tierra con el objetivo de reducir la huella de carbono del transporte marítimo y también reducir la contaminación del aire en las zonas portuarias. En cuanto a los aeropuertos, deberán suministrar electricidad a los aviones en todas las puertas para 2025 y en los puestos exteriores para 2030.

En este caso, el acuerdo entre el Consejo, el Parlamento y la Comisión es provisional y lo tienen que ratificar los 27, por un lado, y la Eurocámara, por otro, antes de su entrada formal en vigor con la aprobación de la norma en el boletín oficial de la UE.