Lagarde anuncia que es

"Es probable que el Banco Central Europeo (BCE) recorte los tipos de interés en verano", ha dicho la presidenta de la institución monetaria, Christine Lagarde, este miércoles a Bloomberg, en el Foro Económico Mundial, que se celebra en Davos (Suiza).

Lagarde ha echado un jarro de agua fría a las expectativas que apuntaban a un primer recorte de los tipos de interés en primavera o incluso en marzo. Según estas declaraciones, el BCE se mantendrá firme en su empeño por ahogar la economía para luchar contra la inflación, después del ciclo de subidas más agresivo de la historia del euro, del 0% de julio de 2022 al 4,5% actual, un máximo desde 2008 en el que los mantiene desde otoño.

A la institución que decide la política monetaria de la eurozona no le temblará el pulso pese a que este mismo lunes se confirmó que la economía de Alemania se contrajo un 0,3% en 2023 y a que el riesgo de recesión se extiende a toda la eurozona, con la excepción destacada de España.

La periodista de Bloomberg Francine Lacqua le ha preguntado a Lagarde por si podría haber un apoyo mayoritario a una bajada de los tipos de interés en verano, "dado que varios miembros del Consejo de Gobierno del BCE han señalado ese momento". Lagarde ha contestado: "Yo también diría que es probable". 

"Pero tengo que ser reservada, porque, del mismo modo, estamos diciendo que dependemos de los datos y que todavía hay un nivel elevado de incertidumbre y algunos indicadores no están anclados en el nivel en el que nos gustaría verlos", ha añadido la presidenta de la institución.

"No ayuda a nuestra lucha contra la inflación, si la anticipación es tal que es demasiado prematura en comparación con lo que es probable que suceda", ha dicho Lagarde a Bloomberg.

"Somos optimistas respecto a que tenemos una perspectiva creíble de un retorno de la inflación al 2% en 2025, pero todavía es necesario que salgan muchas cosas bien para que eso suceda", ha declarado, en paralelo, Klaas Knot, gobernador del banco central de Países Bajos, que participa en el Consejo de Gobierno del BCE junto al resto de gobernadores de los socios del euro y el Comité Ejecutivo de la institución, que forman la presidenta Lagarde, el vicepresidente Luis de Guindos, el economista jefe y otro puñado de miembros.

La próxima reunión para decidir sobre los tipos de interés del Consejo de Gobierno se celebrará el próximo jueves 25 de enero, y sobre la mesa estará una clara moderación de la inflación en el final de 2023, un encarecimiento cada vez mayor de los préstamos y de las hipotecas que amenaza la actividad económica y la previsión de que la Reserva Federal (el banco central de Estados Unidos) baje los tipos de interés bastante antes de verano.

Sin embargo, parecen razones insuficientes para que el BCE reduzca los tipos de interés oficiales de la eurozona en la siguiente reunión del Consejo de Gobierno, prevista para el 7 de marzo, ni siquiera en la que se celebrará el 11 de abril.

Según explicó elDiario.es en este perfil, el vicepresidente Luis de Guindos es uno de los principales instigadores del “cuanto peor para la economía, mejor para bajar inflación” dentro del Consejo de Gobierno. Y lo es en contra de los intereses de España, uno de los socios del euro más sobreendeudado y con un desequilibrio presupuestario (déficit) más acusado, en parte por la herencia de la crisis financiera, que él mismo pilotó como ministro de Economía de los gobiernos de Rajoy, y también por el shock de la pandemia.

Es decir, el español es partidario de ahogar por completo a la economía (a las empresas, a las familias y a los estados) manteniendo los tipos de interés oficiales en máximos para moderar la inflación al objetivo teórico del 2%.

En una entrevista concedida a finales de 2023, a la pregunta sobre cuándo se puede esperar una primera bajada del precio del dinero que alivie el encarecimiento de las hipotecas y del resto de préstamos, contestó: “Es demasiado pronto para hablar de un recorte de tipos”. Es la misma línea dura que trasladó Lagarde el 14 de diciembre, tras la última reunión del Consejo de Gobierno del BCE, pese a que la inflación se ha moderado más rápido de lo previsto, a que la propia institución ha rebajado su previsión media en 2024 para las subidas de los precios al 2,7% y a que en numerosas ocasiones su economista jefe y otras cargos han admitido que vienen fallando al alza en las estimaciones.

La ortodoxia alemana avala las posturas de Lagarde y de De Guindos. A España, que en 2024 tendrá que ceñirse al nuevo corsé fiscal (que obliga a reducir el déficit por debajo del 3% y a ir bajando año a año la ratio de la deuda respecto al PIB), le interesaría como país una bajada de los tipos de interés lo más temprana posible para evitar que la factura de los intereses crezca mucho más (de momento está contenida en el 2,4% del PIB). 

La cuestión no se reduce solo a la deuda pública. Igual ocurre con las familias hipotecadas a tipos de interés variable (las que se revisan según el euríbor, que se mueve en función del precio del dinero de referencia), que en España son un 70% del total, frente al 20% de Alemania.

El único mandato del BCE es controlar la inflación, de ahí que se atreva a agredir sin contemplaciones al mercado de trabajo. Hace solo unos meses, en una conferencia en España, Luis de Guindos reafirmó que la institución no incluirá el paro entre sus objetivos prioritarios. “Nuestro mandato es claro, la inflación”, incidió el ex ministro del Partido Popular, quien detalló que cuando el BCE realiza sus previsiones “mira el tipo de cambio [el euro] o el desempleo”, pero que “el objetivo es claro: la estabilidad de precios, definida por el 2% de inflación a medio plazo”. La Reserva Federal (Fed), el banco central de Estados Unidos, sí tiene el mercado laboral entre sus metas prioritarias. Es decir, sus decisiones no pueden dañarlo.