Las protestas agrarias se han convertido en la prioridad número uno para los gobiernos europeos y también para los inquilinos del edificio Berlaymont, sede de la Comisión Europea, que vuelve a hacer un guiño al sector primario al plantear a los 27 la extensión de las ayudas extraordinarias que expiran el próximo 30 de junio.
Bruselas ha lanzado una consulta a los estados miembros sobre una propuesta para llevar a cabo una extensión "limitada" del Marco Temporal de Crisis que se puso en marcha para hacer frente a las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania.
La Comisión Europea sostiene que las "perturbaciones del mercado como consecuencia de la guerra de Rusia contra Ucrania persisten y afectan en particular al sector agrícola primario". "La prórroga limitada permitirá a los Estados miembros seguir proporcionando cantidades limitadas de ayuda a los agricultores cuando sea necesario y garantizar que las medidas de apoyo a la crisis se apliquen eficazmente", señala el gobierno comunitario en un comunicado, que espera la respuesta de los 27 para hacer una propuesta en firme sobre las modificaciones.
El actual marco extraordinario permite conceder a las empresas afectadas por la crisis ayudas de hasta 280.000 euros y 335.000 euros en los sectores de la agricultura y la pesca y la acuicultura; ayudas para hacer frente a los elevados precios de la energía; o para impulsar la descarbonización del sector.
Desde que las protestas del campo se multiplicaron en el continente, Bruselas ha ido haciendo gestos y guiños para intentar aplacarlas con la presión de los gobiernos que consideran que ha actuado tarde. Entre las medidas que ha puesto en marcha están la rebaja de los requisitos medioambientales de la Política Agrícola Común (PAC) o el freno a medidas de la agenda verde, como la regulación con la que se pretendía reducir a la mitad el uso de pesticidas químicos. También se ha puesto coto a parte del libre comercio del grano ucraniano.