La decisión de gravar con un 10% a los productos importados de China termina con un vacío legal que plataformas como Temu y Shein aprovechaban para exportar productos de poco valor
Bruselas acelera para acabar con la exención de aranceles para los envíos 'low cost' de Shein y Temu
A Vivi Armacost (24) le encanta Temu. Desde Nueva York compra en la tienda china por Internet los materiales para sus bolsos artesanales.
Sus hábitos de compra podrían cambiar tras el arancel del 10% impuesto por Donald Trump a los productos de China. El arancel, que entró en vigor en la madrugada del martes, termina con el vacío legal que permitía a empresas de moda rápida como Temu y Shein librarse de impuestos aduaneros en los paquetes enviados a EEUU con valor inferior a 800 dólares [unos 768 euros]. En los últimos años, tanto el Partido Republicano como el Demócrata han criticado este hueco dejado por la reglamentación comercial, conocido como la regla de minimus.
Según un artículo publicado el martes por la agencia Reuters, lo más probable es que Shein y Temu suban sus precios como consecuencia del arancel. Lo mismo que Amazon Haul, una aplicación de Amazon para teléfonos móviles que sirve para importar productos de vendedores en China.
En la Unión Europea, la Comisión ha planteado que se acelere la entrada en vigor de la normativa que pondría fin a la exención que tienen los envíos 'low cost' (por debajo de los 150 euros) para tratar de poner coto al agujero fiscal del que se están beneficiando compañías como Temu o Shein.
A los compradores les preocupa que los aranceles se interpongan en su particular terapia de consumo minorista. “Tratando de hacer un último pedido a Temu antes de que Trump imponga otro arancel a China”, escribió Armacost en una publicación de TikTok donde se le ve tecleando frenéticamente en un ordenador, como un personaje de una película de hackers (Armacost trabaja para una consultoría y también hace vídeos cómicos en TikTok).
La publicación de Armacost era una broma, pero dice tener amigas que sí se han hecho una última pasada por Temu. “Mi amiga Piper compró un montón de cosas para su apartamento en una compra de último momento”, dijo.
Tanto las personas excesivamente modernas como las obsesivamente ahorradoras adoran los portales de Shein y de Temu, que en 2023 superó a Amazon como la aplicación de compras más descargada del año. Shein es conocida sobre todo por la ropa, y en Temu también se pueden adquirir productos de maquillaje, de decoración y para el hogar. Aunque son de dudosa calidad, el precio es bajo: poco más de 4 dólares por un par de zapatillas de mujer en Temu [unos 3,85 euros], o 1,45 dólares por una pulsera en Temu [unos 1,4 euros]. Muchos terminan en el vertedero.
“Muchas de las cosas terminan viniendo mucho más pequeñas de lo que te imaginabas”, dice Armacost. “Compré una lámpara de escritorio, salvo que cabe en mis manos”.
En los meses previos a la investidura de Trump, los usuarios de Temu y de Shein se animaban unos a otros a abastecerse por si la nueva Administración seguía adelante con su intención de poner aranceles a los socios comerciales de Estados Unidos. “Como que me he puesto sensible pensando que este podría ser el último buen Black Friday en un tiempo debido a los aranceles”, escribió un usuario en TikTok. “Mejor que te hagas con tus 'Shein vintage', probablemente suban hasta los 100 dólares el próximo año [unos 96 euros]”.
Dos días después de las elecciones, la escritora especializada en moda Amy Odell alertó a los lectores de BackRow, su boletín de noticias en Substack, por las subidas de precios. “Trump ha ganado, haz tus compras ahora”, escribió. “Todo va a ser más caro, lo que es un poco loco si piensas que gran parte del atractivo de Trump tenía que ver con la economía”, respondió a Odell la abogada Susan Scafidi, fundadora del Fashion Law Institute, en Fordham.
¿Terminarán los aranceles con la moda rápida tal y como la conocemos, caracterizada por el consumo excesivo y por el derroche? Según Margaret Bishop, la respuesta es no. Profesora de la Parsons School of Design en Nueva York y especialista en ropas y tejidos, Bishop sostiene que, “en todo caso, los aranceles reforzarán el poder que la industria de la moda rápida tiene sobre sus clientes”.
“Si todo se vuelve más caro, especialmente la comida, el transporte y la vivienda, van a tener que recortar gastos por algún lado”, explica. “Los estadounidenses están verdaderamente ansiosos por la novedad de moda, así que harán recortes para poder seguir comprándose cosas... Aunque el paquete de camisetas a 1 dólar de Temu se convierta en un paquete a 2 dólares, seguirá siendo más barato que gastarse 20 dólares en un par de camisetas de mejor confección”.
Sheng Lu, catedrático de moda y confección en la Universidad de Delaware está de acuerdo. En su opinión, los aranceles no “cambiarán radicalmente” el gusto de los estadounidenses por las ofertas, aunque sean medio dudosas. Según Lu, las corporaciones grandes como Shein y Temu podrán absorber el coste de los aranceles mejor que las pymes estadounidenses que enfrenten cortes en la cadena de suministro y reducciones en el poder adquisitivo de los estadounidenses. “Estas corporaciones son ingeniosas, mi preocupación más inmediata es por la supervivencia de las pequeñas y medianas empresas, o por los importantes desafíos que van a tener que enfrentar”.
En 2023, un informe del Congreso de EEUU argumentó que tanto Shein como Temu eludían los controles estadounidenses para garantizar el respeto a los Derechos Humanos y alertó por un “riesgo extremadamente alto” de que en la cadena de suministro de Temu hubiera mano de obra esclava. Shein negó las acusaciones en su momento, y Temu no hizo ningún comentario.
Según un informe reciente de la ONG suiza Public Eye, algunos trabajadores de Shein trabajan 75 horas por semana. Shein ha comunicado a la cadena BBC que está “trabajando duro” para resolver los problemas denunciados en dicho informe.
La industria de la moda rápida también es responsable de elevados niveles de contaminación y de emisiones de carbono. Lu teme que los aranceles agrave la situación. “Pagar más aranceles y al mismo tiempo buscar que los precios sean competitivos no es una buena noticia para los trabajadores ni para el impacto medioambiental, porque las empresas tendrán más incentivos para reducir gastos”, dice.
Armacost sabe que estos gigantes del comercio electrónico representan lo peor de la inclinación estadounidense por el exceso. “Pero por otro lado, el gasto también estimula la economía”, dice. “A las personas que dicen que es bueno que la gente deje de pedir tantas cosas sin sentido, yo respondo: '¿Para qué sirve vivir en un país si no puedo comprar 100 tonterías por 15 dólares?'”.