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Seat amenaza con despidos por los aranceles a China y acelerar la sangría de empleos en el automóvil

Seat amenaza con despidos por los aranceles a China y acelerar la sangría de empleos en el automóvil

El grupo Volkswagen, junto con Nissan, Ford o General Motors, ya han anunciado miles de despidos ante un escenario global marcado por la incertidumbre y las crecientes trabas al comercio

Coches, electrónica, muebles o ropa más caros: los aranceles amenazan el bolsillo de los ciudadanos

Después de un 2024 complicado en lo laboral para la industria del automóvil, los años que vienen por delante no se perfilan mejores. El motivo, el mismo que perturba a toda la industria, en general, y al comercio internacional, en particular: los aranceles.

La última compañía que ha avisado al mercado de que vienen curvas es Seat. La filial del grupo alemán Volkswagen ha lanzado la idea de que puede llevar a cabo un recorte de empleo, que podría afectar a España, como consecuencia de los aranceles que la Unión Europea ha decidido aplicar a los coches eléctricos fabricados en China. Su consejero delegado, Wayne Griffiths, aseguró hace unos días a la agencia Reuters que la división del grupo germano se verá obligada a recortar su producción y a reducir su plantilla en 1.500 personas si la Unión Europa no se replantea su política arancelaria antes de finales de marzo. 

No es la primera vez que se habla de la situación laboral de Seat por los aranceles. Hace unas semanas, el presidente de UGT de Catalunya, del comité intercentros de Seat y el primer español que se sienta en el Consejo de Supervisión de Volkswagen, Matías Carnero, aseguró en una entrevista con elDiario.es que con estas trabas al comercio peligraban centenares de puestos de trabajo, que cifró entre 600 y 700.

“No tenemos mucho tiempo”

Ahora, Griffiths sube esa cifra hasta las 1.500 personas. “No tenemos mucho tiempo. Necesitamos llegar a una solución en el primer trimestre”, justificó el directivo de Seat en el mismo artículo. El motivo de que los números no cuadren es que el nuevo arancel del modelo Cupra Tavascan, que Seat ensambla en China junto al fabricante local JAC, es del 20,7%, que se suma al 10% que ya se aplicaba anteriormente, lo que eleva la factura final del modelo, cuyo precio de venta se acerca a los 50.000 euros. 

El tema de fondo es que con los aranceles ese modelo es menos rentable, con lo que Seat no descarta abandonar su producción, según señalan fuentes de la empresa. Al mismo tiempo, también tendría que pisar el freno con otro tipo de modelos, no eléctricos, sino aquellos que emplean motores de combustión, para poder cumplir con los objetivos de emisiones contaminantes que ha fijado Bruselas. 

“No podemos solucionarlo de la noche a la mañana”, admitió Griffiths a Reuters. “¿Qué hacemos entonces? Reducir la potencia de los motores de combustión y empezar a despedir a la gente. Eso es lo que va a pasar si no encontramos una solución”, añadió. De momento, según las citadas fuentes, Seat está negociando con Bruselas para tratar de buscar algún resquicio que le permita aliviar la política arancelaria que se aplica a sus coches.

Los fabricantes, en general, no han reaccionado bien a los aranceles que los 27 adoptaron en octubre, aunque divididos. Algunos fabricantes han decidido acudir a la Justicia. Así lo han hecho BMW o Tesla, que han presentado un recurso ante el Tribunal General de la Unión Europea (TGUE). 

En el tercer trimestre de 2024, antes de que Bruselas aprobase definitivamente los aranceles a los eléctricos 'made in China', las ventas de Seat ya caían. En concreto, entre junio y septiembre del pasado año se redujeron un 4%, que la compañía justificó por factores macroeconómicos debidos a la “inestabilidad mundial” y a la incertidumbre global. Y, ya entonces, al presentar resultados, lanzó el aviso de que podría tener que reducir en unas 90.000 unidades el número de vehículos que ensambla en Martorell, lo que supondría un recorte de producción en el entorno del 17%.

En la fábrica barcelonesa, a la espera de ensamblar eléctricos, Seat fabrica modelos como el Cupra Formentor y el León. También, el Seat Arona o el Ibiza y, para otras marcas del grupo Volkswagen, el Audi A1. En 2023, según el último informe anual publicado por Seat, el grupo produjo en la factoría catalana más de 443.400 unidades. De ellas, casi 192.000 correspondieron a Seat, 186.700 a Cupra y algo más de 64.800, a Audi. En cuanto a la plantilla de Seat en España, según esa misma memoria anual, al cierre de ese 2023 los empleos directos de la automovilística en España alcanzaban las 8.315 personas, de las que 6.913 puestos estaban ligados a Martorell. Una plantilla que ya ha ido recortándose en los últimos años. Por ejemplo, en 2022 Seat pactó con los representantes de los trabajadores la salida de más de 1.300 personas a lo largo de varios ejercicios. 

Un momento complicado

El anuncio de Seat no es un caso aislado. En los últimos meses, gigantes del motor como Nissan o General Motors han anunciado despidos. También el grupo Volkswagen, que hace unas semanas llegó a un acuerdo con el poderoso sindicato alemán IG Metall para llevar a cabo 35.000 bajas hasta el año 2030, pero de forma pactada y sin cerrar fábricas. 

Este pasado mes de enero, el European Trade Union Institute (ETUI), que depende de la Confederación Europea de Sindicatos (European Trade Union Confederation) señalaba en un análisis que “si la industria automovilística europea no puede producir coches limpios asequibles, esto no solo exacerbará la desigualdad en la movilidad limpia, sino que también supondrá una amenaza para los puestos de trabajo de alta calidad en la industria automovilística europea”. También constata que, “mientras en 2020, el 2,9% de los vehículos eléctricos vendidos en Europa se fabricaron en China (y el 2% eran marcas chinas); en 2023 representaron el 21,7% (y el 7,6% eran marcas chinas)”.

Este organismo apunta que “los aranceles a los coches eléctricos chinos no resolverán los problemas”, sino que la industria europea “necesita reinventarse una vez más”. Y pone como ejemplo lo ocurrido con Audi, que puso sobre la mesa el cese de la producción en Bélgica de su todoterreno de lujo, el SUV Q8 e-tron, lo que “pone en peligro el futuro de toda la planta, que emplea a 3.000 trabajadores cualificados”, señala el European Trade Institute. 

Mientras, los fabricantes chinos vuelven a dar señales de que son capaces de fabricar y vender más barato. BYD ha comunicado este lunes que incorporará funciones de conducción autónoma en sus eléctricos más baratos, los que no llegan a 10.000 dólares (algo más de 9.700 euros al cambio actual), lo que ahonda el diferencial de precios con otros modelos, como los de Tesla.

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