Las subidas de los costes del sector de la distribución de alimentos se han moderado (o incluso se han abaratado), mientras los precios que pagan los consumidores han continuado aumentando
El problema económico que destapan el salario mínimo y los impuestos: tienen que subir los sueldos medios
Los supermercados y las tiendas de alimentación siguen exprimiendo la crisis de inflación para mejorar los márgenes de su negocio y elevar sus beneficios. Los datos del Observatorio de Márgenes Empresariales a cierre de 2024, publicados esta semana por la Agencia Tributaria, muestran que el sector de la distribución —en el que destacan Mercadona, Carrefour o Lidl— ha aumentado su rentabilidad bruta hasta superar el 6,1% y disparar sus ganancias a máximos históricos, hasta rozar los 7.500 millones de euros en conjunto.
El margen de beneficio (o rentabilidad) es la ratio que refleja la capacidad de las empresas de convertir en beneficios sus ingresos. Es decir, la capacidad de obtener ganancias después de descontar a las ventas totales los costes de su actividad (las materias primas, los proveedores de los distintos productos, la electricidad...) y el pago de los salarios a sus trabajadores. En este caso, para obtener el beneficio bruto (o resultado bruto de explotación, en el lenguaje tributario). Solo faltaría restarle los impuestos para llegar al beneficio neto.
El 6,1% hasta el que los supermercados y las tiendas de alimentación de nuestro país han incrementado su margen bruto en 2024 se sitúa en los niveles extraordinarios de la pandemia, de 2020 y 2021, cuando una buena parte de las familias cambiaron sus hábitos de consumo por los confinamientos y consumieron productos más caros y más rentables para estas empresas.
Como se observa en el primer gráfico de esta información, la rentabilidad del sector se redujo hasta el 4,7% en 2022, con el estallido de la crisis de inflación. Ese año, el sector subió los precios de los alimentos un 11,6% (en promedio según el IPC del INE), pero el mayor incremento de los costes dañó la rentabilidad de su negocio, que en 2021 se mantuvo por encima del 6%. Los supermercados y las tiendas volvieron a incrementar los precios que pagan los consumidores otro 11,7% en 2023, pero este año el aumento de los costes se moderó —sobre todo por el abaratamiento de la energía y la escasa subida de los salarios— y el margen de beneficio del sector mejoró hasta el 5%.
En 2023, y hasta el año pasado, además, el Gobierno rebajó el IVA de los alimentos básicos para intentar amortiguar el daño de la inflación. Una rebaja de la que distintos estudios han demostrado que se apropiaron los establecimientos. En 2024, los supermercados y las tiendas han continuado exprimiendo la crisis de inflación mientras los costes han seguido moderándose. El ejercicio cerró con una inflación de los alimentos del 3,6% y con un punto más de margen para el sector, en conjunto, hasta volver a superar el 6%.
Es un proceso en el que las empresas han trasladado la crisis de inflación “aguas afuera”, elevando los precios a los consumidores, y “aguas adentro”, conteniendo los salarios de los trabajadores, según lo explica Luis Zarapuz, del gabinete económico de CCOO. En definitiva, ahogando a las familias, sobre todo a las más vulnerables, para las que el gasto en el supermercado supone una mayor parte de su gasto total que para el resto.
Mientras, este fenómeno ha apoyado un crecimiento de “resultado bruto de explotación” del 24% desde algo más de 6.000 millones de 2020 hasta los 7.500 millones del último ejercicio.
“En una coyuntura atravesada por la inflación y la pérdida de poder adquisitivo de la clase trabajadora, especialmente de los estratos de menores ingresos, los márgenes empresariales han crecido más que nunca”, lamenta el gabinete económico de CGT. Este sindicato recuerda que este proceso de “inflación de vendedores” o “inflación de beneficios” ha sido generalizado durante esta etapa en nuestro país, principalmente entre las empresas más grandes y con más poder de mercado, como también recoge el Observatorio de Márgenes.
Otra forma de ver “la inflación de vendedores” en el sector de la distribución de alimentos es detenerse en la evolución de la diferencia entre las ventas y las compras (costes, sin incluir los salarios) del sector. Otra manera de aproximarse al margen o rentabilidad del negocio. Esta diferencia ha escalado desde los 15.000 millones de 2020 hasta los 17.000 millones en 2023 y los 19.100 millones de 2024. Los márgenes sobre esta cifra se acercan al 40% para el conjunto de los supermercados y tiendas.
Márgenes marcados por la competenciaLas cadenas de distribución alimentaria siempre defienden que sus márgenes son reducidos y que en el caso del margen neto sobre ventas suele estar cerca del 2%. También, que la competencia entre cadenas les hace pelear, prácticamente, por el céntimo para evitar que los clientes se vayan con la competencia.
“España es un país que tiene una de las mayores competitividades en precios de alimentos de Europa”, aseguró hace unos días el director general de Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas), Ignacio García Magarzo, en una entrevista con la agencia Efe. “Tenemos una distribución muy moderna y muy eficiente, gracias a eso, los precios en los últimos años han sido muy estables. No estábamos acostumbrados a lo que ocurrió a partir de octubre de 2021, que han sido unas circunstancias excepcionales, históricas y que tenían unas razones objetivas”, en referencia a la subida de costes, de la energía o los problemas en las cadenas logísticas. “Durante estos años, que han sido muy duros, lo hemos estado diciendo siempre. Lo que estaba ocurriendo era algo muy raro e iba en contra del trabajo de toda la cadena, de transmitir esa confianza en la estabilidad de los precios. Los datos del IPC nos dicen que volvemos a la normalización”.
En estos últimos años, con la inflación disparada, los distribuidores argumentaban que no había un problema de márgenes, ni concentrado en el eslabón de los establecimientos comerciales, sino que era una presión de costes que afectaba al conjunto de la cadena, empezando por los agricultores y productores y pasando también por la industria alimentaria.
Antes de los últimos datos de 2024 del Observatorio de Márgenes, esta patronal de los supermercados premió como mejor artículo publicado en una revista de distribución y consumo al análisis realizado por los catedráticos de Comercialización e Investigación de Mercados de la Universidad Autónoma de Madrid, Ignacio Cruz Roche y Jaime Romero, bajo el título 'El incremento de los precios de los alimentos y los márgenes de la distribución minorista'. En él se recogen datos hasta 2021 e indican que “el margen bruto” [calculado de una forma diferente a como lo hace la Agencia Tributaria] del sector siguió “una tendencia creciente desde 2014 hasta 2021, pasando del 22,09% al 23,42%, como un aumento de 1,33 puntos porcentuales en el periodo analizado”. También, que “el margen neto que en 2014 era del 2,14% se incrementa hasta el 2,78% en 2021, lo que supone un aumento de 0,64 puntos porcentuales”.
Este análisis recoge datos por cadenas, pero las últimas comparaciones se quedan en 2020, un año marcado por la pandemia. Tres ejemplos que recoge ese estudio. Por un lado, el margen bruto sobre ventas de Mercadona en 2020 fue del 26,52% y el neto, del 4,08%. Por otro, en el caso de Carrefour, el bruto fue del 20,69% y el neto, del 2,12%. Y el de una cadena más pequeña, como Consum, el margen bruto en 2020 fue del 30,06% y el neto, del 2,13%. Pero fue un año diferente al resto, porque el confinamiento se llevó por delante durante meses el consumo fuera del hogar.
“En el caso de la distribución minorista española, no parece existir un mayor margen bruto de las empresas que tienen cuotas de mercado más altas respecto a aquellas que tienen menor tamaño”, aseguran estos catedráticos sobre la similitud de los márgenes entre cadenas. “Ello puede explicarse en parte por la fuerte competencia y rivalidad existente entre los operadores en el mercado de gran consumo, como lo indican los datos de concentración en la distribución española que son inferiores a la media de los países europeos”, añaden.
Mercadona lidera el mercado y la marca blanca sigue creciendoEn el caso en sí de la distribución, hay que tener en cuenta la fuerza que la enseña valenciana Mercadona. El último análisis elaborado por Kantar Worldpanel refleja que Mercadona sigue elevando su cuota de mercado y supone el 26,6% de todo lo que se vende a través de este canal. Por detrás, Carrefour, que se quedó al cierre de 2024 cerca del 10%; el grupo alemán Lidl, con el 6,5%; y el vasco Eroski, con el 4,3%; y Dia, con una cuota de mercado del 3,6%.
La otra tendencia en el sector, que arrastra en los últimos años, es el crecimiento de la marca blanca, la enseña propia de los distribuidores, sobre la que tienen un mayor control de los precios y, por tanto, de los márgenes. También según Kantar, estos productos de marca propia representan más del 44% de todo lo que venden las empresas de 'híper' y supermercados. Y volvieron a crecer respecto a 2023, en concreto en un 1,1%.
Otra firma de análisis NielsenIQ (NIC) calcula lo que se gasta en España en hacer la compra. En total, en 2024, 122.000 millones de euros. Una cifra que vuelve a ser un récord histórico, marcada por la inflación, aunque esta se haya relajado, porque representa un aumento del 4,6% respecto a 2023. En ese caso, también apunta que el 58% de los clientes de las cadenas de distribución compran marca blanca, que alcanza una cuota de valor (respeto a su peso en lo que cuesta la cesta de la compra) del 49%. También, que el 25,4% de las ventas en marcas de fabricante fueron a través de promociones acordadas entre estos y los establecimientos.