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La halcón alemana del BCE pide que frenen las bajadas de tipos: "Ya no podemos decir que son restrictivos"

La halcón alemana del BCE pide que frenen las bajadas de tipos:

Isabel Schnabel, del comité ejecutivo de la institución monetaria, enseña las garras y asegura que "el hecho de que el crecimiento siga siendo moderado no puede ni debe interpretarse como prueba de que la política es restrictiva", pese a que la actividad en Alemania y en el conjunto de la eurozona está estancada

El BCE aguanta el pulso de Trump y recorta los tipos de interés otros 0,25 puntos al 2,75%

La halcón alemana del Banco Central Europeo (BCE) ha enseñado sus garras en una conferencia de primer nivel organizada por el Banco de Inglaterra al afirmar que “ya no podemos decir con seguridad que nuestra política es restrictiva”.

Con esta posición, Isabel Schnabel, del comité ejecutivo de la institución que decide la política monetaria de la eurozona, pide indirectamente frenar o moderar las bajadas de los tipos de interés oficiales, tras cinco recortes de 0,25 puntos cada uno desde junio, desde el 4% hasta el 2,75% actual, que se han ido trasladando al Euríbor, el índice de las hipotecas.

Isabel Schnabel es conocida por su agresiva postura a favor del endurecimiento de las condiciones de financiación —en otras palabras, de encaramiento de los préstamos y las hipotecas— como prioridad para luchar contra la inflación aunque implique la amenaza de una recesión y de destrucción de puestos de trabajo. En esta ocasión, ha señalado que “el hecho de que el crecimiento [económico] siga siendo moderado no puede ni debe interpretarse como prueba de que la política es restrictiva”.

Lo cierto es que la actividad en el conjunto de la eurozona está estancada, en especial en Alemania, con problemas como la falta de inversión pública y privada para la transición energética, la defensa o la digitalización, los problemas concretos de los sectores industriales para competir internacionalmente, la escalada de una guerra comercial mundial o los desequilibrios fiscales, principalmente de Francia. En este contexto, España es la única excepción positiva entre los socios europeos.

“Si bien la inflación ha retrocedido y se han reducido las restricciones de la política monetaria, los precios actuales del mercado sugieren que mantener la estabilidad de precios requerirá tipos de interés reales más altos en el futuro que antes de la pandemia”, ha explicado la alemana del comité ejecutivo del BCE en un discurso en la 'Bank of England’s 2025 BEAR Conference', un encuentro anual de responsables de los bancos centrales de Inglaterra, Suiza, Estados Unidos (Fed), Canadá o la propia eurozona.

El principal argumento de Isabel Schnabel es que “la creciente fragmentación geopolítica, el cambio climático y la escasez de mano de obra plantean riesgos objetivos de aumento de la inflación en el medio y largo plazo”.

Según incide esta experta, “esto es especialmente cierto porque el reciente aumento de la inflación puede haber afectado permanentemente las expectativas de inflación de los consumidores y puede haber reducido el nivel de exigencia para que las empresas transmitan los shocks adversos de los costes a los precios al consumidor”.

A principios de febrero, el BCE publicó un informe muy esperado y anunciado en el que señala que “los modelos” para calcular el tipo de interés “neutral” sufren “un grado muy alto de incertidumbre”. Es decir, la institución renuncia a tener una referencia teórica de un nivel de equilibrio para el 'precio' oficial del dinero (por encima del cual la política monetaria sería restrictiva). O dicho de otro modo, prefiere no tener las manos atadas. Por ejemplo, para dar cabida los postulados de Isabel Schnabel. O también en el sentido contrario.

El documento asegura que las decisiones de la política monetaria se deben tomar “basándose en un análisis exhaustivo de los datos y sus implicaciones macroeconómicas”. Esta afirmación zanja meses de debates sobre dónde estaba el tipo de interés neutral hasta donde el BCE debía recortar el 'precio' del dinero, y permite que la institución monetaria pueda actuar sin las ataduras de una referencia técnica.

El informe sí que da un rango, del 1,75% al 2,25%, pero sentencia que “las incertidumbres inherentes, así como las deficiencias conceptuales, limitan la utilidad de las estimaciones de las tasas naturales disponibles para la conducción de la política monetaria en tiempo real”.

Las bajadas de los tipos de interés

A finales de enero, el BCE recortó los tipos de interés oficiales 0,25 puntos al 2,75%. Se trata de la cuarta bajada consecutiva, y la quinta desde junio. De momento, las expectativas han apuntado a que la institución seguirá por este camino en próximos meses pese a que, por el contrario, la Reserva Federal (Fed) norteamericana ha frenado el alivio de las condiciones de financiación en la primera potencia global ante el riesgo de que una escalada de la guerra comercial provoque un repunte de la inflación.

Hasta ahora, el BCE ha priorizado la necesidad de insuflar oxígeno a la actividad económica, ante la debilidad del crecimiento de la eurozona, y las necesidades de inversión pública y privada.

La moderación de la inflación hacia el objetivo del 2% de media en la eurozona —en España se elevó al 3% en enero por los carburantes y la electricidad— ha permitido a la institución monetaria que preside Christine Lagarde dejar de fondo el ruido de aranceles, guerra comercial y bajadas de impuestos que proviene de Estados Unidos, y que supone una amenaza de un nuevo repuntes de las subidas de los precios, principalmente en la potencia norteamericana, pero también a este otro lado del Atlántico.

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