Muchos de los grandes inversores hasta el momento habían mantenido sus quejas a puerta cerrada. Trump desestima la caída de los mercados como un mal pasajero y lo dibuja como un daño colateral para lograr sus objetivos económicos
Elon Musk fracasó en sus intentos de convencer a Trump para evitar la escalada de aranceles globales, según 'The Washington Post'
La caída libre de los índices bursátiles ha empujado a los inversores multimillonarios a hacer algo que habían estado evitando hasta ahora: criticar abiertamente los aranceles del presidente Donald Trump.
Muchos de los multimillonarios que financiaron la campaña presidencial de Trump con la esperanza de que les sería favorable un segundo mandato del republicano, ahora se están revolviendo contra él. El inversor multimillonario Bill Ackmann, que apoyó públicamente al magnate, estallaba el domingo en X contra los aranceles del presidente estadounidense. “Nos dirigimos hacia un invierno nuclear económico autoinducido, y deberíamos empezar a prepararnos para resistir”, escribía Ackmann, quien sugería una tregua de 90 días antes de que este miércoles 9 de abril entrara en vigor al completo la tabla arancelaria que Trump exhibió en el Rose Garden la semana pasada.
Cuando este martes se le preguntó a Trump si pondría en pausa los aranceles durante las negociaciones con aquellos países que le hicieran contraofertas para evitar los gravámenes, el magnate aseguró que “eso no es lo que estamos buscando” y descartó la idea. Las declaraciones del magnate llegaban después de que amenazara a China vía Truth Social con aplicar aranceles adicionales del 50% si no da marcha atrás a los gravámenes del 34% a las importaciones estadounidenses. La cifra elegida por Pekín es la misma que Trump anunció para las importaciones chinas la semana pasada.
Otros grandes nombres dentro del sector financiero han empezado a romper el silencio en contra del presidente. El director ejecutivo de JP Morgan Chase, Jamie Dimon, advertía el lunes que los aranceles provocarían un aumento de precios y van a empujar la economía mundial a una recesión. “Los aranceles recientes probablemente aumentarán la inflación y están haciendo que muchos consideren una mayor probabilidad de recesión”, declaró Dimon en una carta a los accionistas . “Queda en duda si el conjunto de aranceles provocará una recesión, pero ralentizará el crecimiento”. Stanley Druckenmiller, fundador de la firma de inversión Duquesne Family Office, también dijo el lunes en X que “no apoyo aranceles superiores al 10%”.
Muchos de los grandes inversores hasta el momento habían mantenido sus quejas a puerta cerrada, tal como explicaban fuentes conocedoras a The Wall Street Journal y Bloomberg. El miedo a las represalias por parte de la administración Trump sigue vivo en la mente de muchos ejecutivos, sobre todo porque el gobierno no ha parado de liderar acciones de este calibre contra otros sectores. En el último mes, ha apuntado contra varios bufetes de abogados prominentes vinculados a adversarios políticos y legales de Trump mediante órdenes ejecutivas punitivas. También ha instado a las agencias federales a identificar empresas y otras entidades para posibles investigaciones sobre si han aplicado políticas DEI (Diversidad, Equidad e Inclusión).
Antes de la toma de posesión, muchas de las grandes empresas estadounidenses y los gigantes tecnológicos de Silicon Valley se apresuraron a agasajar a Trump con donaciones millonarias a la investidura presidencial. Algunas de estas empresas, que desde el episodio del asalto al Capitolio no habían vuelto a poner dinero en favor de Trump, lo hicieron para limar asperezas. El caso más paradigmático es el del propietario de Meta, Mark Zuckerberg, que desde que Trump ganó las elecciones empezó a plegarse ante él por miedo a las represalias.
No solo compañías como Apple –que en ese entonces aportó un millón de dólares para la investidura– se han encontrado con grandes perjuicios a raíz de los aranceles. Toyota y General Motors también desembolsaron dinero con la esperanza de recibir tratos favorables y ahora se encuentran con la agresiva campaña del 25% de aranceles a las importaciones automovilísticas.

Incluso Elon Musk, cuya relación con Trump parece estar en horas bajas, ha acabado estallando contra los aranceles. El sábado, Musk decía en una entrevista por vídeo que estaba a favor de eliminar gradualmente todos los aranceles y crear una zona de libre comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea. “Al final del día, espero que se llegue al acuerdo de que tanto Europa como Estados Unidos deberían avanzar —idealmente, en mi opinión— hacia una situación de arancel cero, creando de hecho una zona de libre comercio”, dijo Musk.
Ahora el propietario de Tesla ha empezado a cargar de forma directa contra el plan arancelario de Trump. Aunque en lugar de señalar al presidente, ha cargado contra Peter Navarro, uno de los ideólogos de la guerra comercial del magnate. “Imbécil” y “más tonto que un saco de ladrillos” son algunos de los ataques que Musk ha proferido contra Navarro en X. Los comentarios de Musk eran una reacción a las críticas del asesor del presidente contra su propuesta de aranceles cero para Europa. En una entrevista a la Fox, Navarro insinuó que Musk, como propietario de Tesla, no dejaba de tener el interés de obtener piezas para sus vehículos a coste reducido en otros países fuera de Estados Unidos.
La creciente impopularidad de Musk ya había afectado a su patrimonio y había provocado una caída del 13% de las ventas de Tesla en el primer trimestre del año. Pero desde que Trump anunció los aranceles, solo el desplome de la compañía de vehículos eléctricos en bolsa ha supuesto una pérdida de 28.500 millones.
Más allá de las pérdidas millonarias, el aumento de agresividad en los mensajes de Musk para que Trump cambie de opinión llega en medio de una crisis de influencia. Según explican fuentes familiarizadas con las conversaciones a The Washington Post, Musk habría intentado durante el fin de semana convencer personalmente al presidente de que frenara los aranceles.
Hasta ahora Musk había sido la persona que susurraba al oído del presidente y había sido capaz de meterle en la cabeza ideas como la creación del llamado “Departamento de Eficiencia Gubernamental” que ahora lidera. Pero la incapacidad del multimillonario para convencer a Trump de que pare la sangría bursátil parece ser otra señal del enfriamiento de la alianza.