Directivos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) inauguraron este viernes una exposición sobre la visita que esta organización hizo a Argentina durante la última dictadura militar (1976-1983), que fue determinante para descubrir los crímenes que se cometían en el país.
La antigua Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), el mayor de los centros de detención durante la dictadura y que en la actualidad es un espacio de memoria, es el lugar en Buenos Aires donde hasta el 10 de diciembre puede recordarse una visita extranjera que marcó "un antes y un después" para el país, dijo a Efe la directora ejecutiva del Museo Sitio de Memoria ESMA, Alejandra Naftal.
"Como todos los eventos históricos, muchas veces se logra saber la dimensión que tuvo esta visita muchos años después. En ese momento no fuimos suficientemente conscientes de la importancia que tuvo esta visita, que fue un antes y un después en la historia de nuestro país", reflexionó Naftal.
En el evento, a las puertas del Casino de Oficiales, donde estuvieron recluidos y fueron torturados multitud de detenidos, habló la presidenta de la CIDH, la panameña Esmeralda Arosemena de Troitiño.
Arosemena de Troitiño indicó que la antigua ESMA es un "emblema de la lucha de la sociedad argentina", que sigue vigente en América Latina.
"El tema de las detenciones, el tema de las cárceles, sigue siendo en el continente un tema que hay que atender como una deuda a la dignidad humana", aseveró.
La referente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Nora Cortiñas, y la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, así como miembros del Centro de Estudios Legales y Sociales argentino fueron algunos de los representantes sociales que acudieron a la inauguración de la exposición, donde también estuvo el superviviente de la ESMA Alfredo Ayala.
En septiembre de 1979, la CIDH realizó una inspección en Argentina después de que los familiares de los detenidos desaparecidos denunciasen de manera constante la situación en la que se encontraban.
En la ESMA, el mayor de los centros de detención que funcionaron en Argentina durante la dictadura, fueron torturadas unas 5.000 personas, casi todas arrojadas con vida al mar más tarde en los conocidos como "vuelos de la muerte".
La exhibición detalla cómo los militares intentaron engañar a la CIDH, dependiente de la Organización de Estados Americanos (OEA), al modificar las instalaciones de la ESMA para esconder los sectores destinados a la tortura y detención, al mismo tiempo que envió a parte de los detenidos a una isla en el norte de Buenos Aires, en el delta del río Paraná.
La delegación de la CIDH, que además de los centros clandestinos visitó cárceles y recibió a familiares de desaparecidos y supervivientes, publicó después un extenso informe sobre la situación de los derechos humanos en Argentina y señaló la existencia de miles de desaparecidos y sostuvo que la dictadura llevó adelante un plan sistémico para cometer sus crímenes.
Organismos de derechos humanos calcularon después 30.000 personas detenidas-desaparecidas en Argentina a causa del terrorismo de estado de la última dictadura.