Al menos ocho soldados de las milicias afines al gobierno apoyado por la ONU en Trípoli (GNA) murieron y más de veinte resultaron heridos en los intensos combates librados hoy en el sur de la capital libia con las fuerzas del mariscal Jalifa Hafter, hombre fuerte del país, informaron a Efe fuentes de seguridad.

Según las fuentes, los enfrentamientos estallaron a primera hora de la mañana en el eje de Ain Zara y se extendieron a lo largo de la jornada a las localidades vecinas de Salahedin y Wadi Rabçia, zona rural que rodea el antiguo aeropuerto de Trípoli, en desuso y bajo control del GNA.

Pese a las bajas, el GNA aseguró que la ofensiva, la más importante en semanas, había servido para frenar el avance de las fuerzas bajo el mando de Hafter e, incluso, hacerlas retroceder hacia el sur.

"Las cosas van de manera excelente, avanzamos y continuamos con la destrucción de un gran número de carros de combate de Hafter", explico a Efe el comandante de campo del eje de Ain Zara, Youssef Amin.

Los mayores progresos se produjeron en la localidad suroriental de Souq Al Khamies, donde unidades del GNA, apoyadas desde el aire, lograron recuperar el control de una antigua fábrica de cemento y expulsar a milicias enemigas al sur.

Los combates se repiten en el sur de Trípoli desde que el pasado 4 de abril el mariscal Hafter, tutor del gobierno instalado en la ciudad oriental de Tobruk, lanzara una ofensiva para conquistar la capital y desalojar el Ejecutivo respaldado por la ONU.

Desde entonces, los combates han segado la vida de más de un millar de personas, han causado heridas a más de 10.000 y han obligado a más de 30.000 familias a abandonar sus hogares y a convertirse en desplazados internos.

Los enfrentamientos, concentrados desde hace días en las localidades de Marzuq y Gharyan, en el sur de la capital, han afectado también gravemente a los miles de migrantes que se encuentran hacinados en centros de detención gobernados por milicias afines al GNA.

Libia es un estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que en 2011 la OTAN contribuyera militarmente a la victoria de los diferentes grupos rebeldes sobre la dictadura de Muamar el Gadafi.

Desde el fallido plan de paz de la ONU de 2015 tiene dos gobiernos: uno reconocido por la comunidad internacional e impuesto en Trípoli y, otro, bajo tutela de Hafter, exmiembro de la cúpula gadafista que en los años ochenta fue reclutado por la CIA y se convirtió en el principal opositor a Gadafi en el exilio.

El GNA cuenta, asimismo, con el apoyo de la ciudad-estado de Misrata, enemistada con Hafter y apoyada militarmente por Turquía e Italia.

De la situación actual se benefician decenas de señores de la guerra y milicias de tendencia islamista radical dedicados al contrabando de armas, personas y combustible, verdadero motor de una economía nacional destruida.