Líderes de la golpeada minoría chií hazara pidieron este sábado una investigación seria del ataque ocurrido ayer en Kabul, en el que dos miembros del grupo yihadista Estado Islámico (EI) dispararon durante un evento de esta comunidad, causando 34 muertos -incluidos los propios atacantes- y 58 heridos.

"Queremos que investiguen seriamente este caso. Hacemos un llamamiento a la comunidad internacional, al Gobierno y al Parlamento para que escuchen la voz oprimida de nuestro pueblo", afirmó en una rueda de prensa el líder hazara Muhammad Muhaqiq.

Muhaqiq, uno de los principales colaboradores del jefe del Ejecutivo afgano, Abdullah Abdullah, aseguró además durante su comparecencia en Kabul que "fuentes independientes" elevaron la cifra de víctimas en el ataque a "más de 70 muertos y 80 heridos", lo que calificó de "realmente una tragedia".

Muchos de los fallecidos fueron despedidos hoy por cientos de familiares y amigos en funerales celebrados en las colinas a las afueras de Kabul.

El evento de ayer, en el que se conmemoraba el aniversario de la muerte del líder de la comunidad chií hazara Abdul Ali Mazari, contó con la presencia de un gran número de autoridades afganas, como el propio Abdullah o el presidente del Alto Consejo para la Paz, Karim Khalili, que resultaron ilesos.

Khalili, que acompañó a Muhaqiq durante su comparecencia de hoy en la capital, fue uno de los protagonistas de la sangrienta jornada de ayer, cuando las cámaras que retransmitían el evento en directo registraron el inicio del tiroteo justo en el momento en el que el presidente del Alto Consejo para la Paz pronunciaba su discurso.

El ataque se produjo desde un edificio próximo, un inmueble que "algunos individuos de las fuerzas de seguridad" evitaron registrar a pesar del interés del jefe de la Policía de Kabul, criticó Muhaqiq.

"No culpo a todas las fuerzas de seguridad (...) pero hay rastros sospechosos en este caso que deberían investigarse ", sentenció el líder hazara, que anotó que "esta tragedia también podría tener raíces fuera del país", en clara referencia al vecino Pakistán, al que acusan de apoyar a grupos insurgentes que actúan en Afganistán.

El grupo yihadista Estado Islámico reivindicó el ataque, al igual que había hecho en la mayoría de los atentados anteriores en Afganistán contra la comunidad chií hazara, a los que consideran infieles, como el ataque a una boda en Kabul el pasado agosto que dejó 80 muertos y más de 180 heridos.

El incidente de ayer tuvo lugar además en un momento crucial para la nación afgana, tras la firma de un acuerdo hace una semana en Doha entre EEUU y los talibanes -que se desvincularon de inmediato del ataque- y que se espera que abra el camino a las negociaciones de paz entre los insurgentes y el Gobierno afgano.