Al Assad vuelve a la Liga Árabe con condiciones: controlar el narcotráfico y recibir a los refugiados

El pasado 7 de mayo, los ministros de Asuntos Exteriores árabes votaron la vuelta de Siria como miembro de pleno derecho de la Liga Árabe, que llevaba años retrasando la polémica decisión, tomada finalmente sin el apoyo unánime de sus 22 integrantes.

Los países árabes suníes, que han abierto la puerta a Al Assad tras años de aislamiento y demonización del dictador, no solo exigen una “solución” al conflicto sirio, sino que Damasco empiece a actuar contra los que producen y exportan el captagón, un estimulante a base de anfetaminas.

Una buena parte acaba en Arabia Saudí, que esta misma semana anunció haberse incautado de un cargamento de más de 1.300 millones de pastillas, escondido en un barco que llegó al puerto de Yeda, en el mar Rojo.

En esa ciudad, donde ha vuelto a ondear este viernes la bandera siria junto a la de los demás Estados árabes, Al Assad ha participado en la cumbre anual de jefes de Estado de la Liga, con otro invitado de honor al que no se le esperaba: el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. Este último viajó ayer a Arabia Saudí con el objetivo de "mejorar las relaciones bilaterales y los lazos de Ucrania con el mundo árabe", especialmente con el país anfitrión, al que Zelenski le atribuyó "un papel muy importante" y recordó su "experiencia positiva" en la liberación de prisioneros de guerra ucranianos. Por su parte, el príncipe heredero y hombre fuerte del reino, Mohamed bin Salmán, se ofreció a "mediar entre Rusia y Ucrania, y apoyar los esfuerzos internacionales para solucionar la crisis políticamente". 

La aparición estelar de Zelenski quitó cierto protagonismo a Al Assad, que volvió a sentarse en la silla del representante de la República Árabe de Siria después de una larga ausencia. Ante los pocos que permanecieron a su lado y los que le dieron la espalda, el presidente sirio deseó que la cumbre sea "el comienzo de una nueva etapa" en la todos actúen "en solidaridad para la paz, el desarrollo y la prosperidad de la región, y no para la guerra y la destrucción".

Para los países reunidos en Yeda, “Bashar Al Assad ha sido el vencedor del conflicto interno en Siria y es con quien hay que trabajar: el régimen vuelve a ser el Gobierno legítimo de Siria”, explica a elDiario.es Haizam Amirah Fernández, investigador principal del Mundo Árabe del Real Instituto Elcano. Este giro de 180 grados de algunos países miembros -sobre todo los del Golfo Pérsico que, en palabras del analista, “hicieron lo posible por derrocar a Al Assad”- se produce en “un contexto geopolítico que ha cambiado, tanto a nivel regional e internacional, tal y como quedó reflejado en la mediación china que ha permitido el acercamiento entre los otrora enemigos antagónicos, Arabia Saudí e Irán”. Según Amirah Fernández, todos buscan una “distensión en los distintos escenarios de conflicto, como son Yemen y Siria”.

“La guerra de Ucrania tiene un papel central” en este giro de los países árabes, además de su “intento de ser más flexibles en la búsqueda de socios -no solo en lo económico y energético, sino también en las cuestiones geoestratégicas-, como China”, agrega. “También hay que tener en cuenta el despilfarro de recursos en conflictos, que han supuesto mucho gasto pero poco rédito para los Gobiernos árabes: con todo lo que invirtieron en Siria, no lograron acabar con Al Assad sino que la presencia de Irán (aliado del presidente chií) incluso aumentara”, apunta.

Sin embargo, esto sienta un peligroso precedente. “Si eres lo suficientemente brutal y sanguinario con tu pueblo, puedes garantizar su supervivencia física y política, y ser readmitido y aceptado” por la comunidad árabe, señala Amirah Fernández, aunque no por la comunidad internacional, de momento.

Washington ha asegurado que no normalizará las relaciones con Damasco sin que se den antes un alto el fuego y elecciones libres en Siria, tal y como estableció la resolución 2254 del Consejo de Seguridad de la ONU, que representa una especie de hoja de ruta para el conflicto en el país árabe y cuenta con el apoyo de todos los actores. Los países árabes también se han basado en ese documento hasta ahora, pero han decidido establecer unas condiciones más realistas que permitan una "solución política" de la que llaman crisis siria. La Liga Árabe pide a Al Assad que permita la entrega de ayuda humanitaria “a todos los necesitados en Siria”, incluidos los que se encuentran en zonas opositoras; el “regreso voluntario de los refugiados” que huyeron debido a la violencia y a la persecución del régimen; y su contribución en “la lucha contra el narcotráfico”, entre otras cosas.

Las redes del narcotráfico que se han tejido en Siria en medio del caos, la economía de guerra y los múltiples actores en el conflicto, se han convertido en un problema a nivel regional e, incluso, mundial.

La ONU ya advirtió hace varios años de la amenaza que suponía y en el informe global de 2022 elaborado por su Oficina contra la droga y el delito (UNODC) señala que el conflicto en Siria “creó las condiciones que llevan al tráfico ilícito de drogas”. “La producción parece haberse desplazado a esta región, que está también cerca del Golfo (Pérsico), el mayor mercado de consumidores de captagón”, detalla la UNODC, mientras que antes de 2011 se producía más en el sureste de Europa. Los datos de los Estados miembros sobre incautaciones indican que Siria y Líbano son los principales productores de la droga en la zona y los cargamentos que salen de Siria pasan a través del territorio de Jordania o del mar Rojo.

Jordania ha lanzado recientemente una campaña contra el contrabando, sobre todo a través de su porosa frontera con Siria, y ha anunciado varias operaciones, arrestos e incautaciones. Además, se cree que el reino hachemí está detrás de un bombardeo que el 8 de mayo acabó con la vida de un “capo” de la droga sirio, cerca de la frontera jordana. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (ONG con una amplia red de colaboradores sobre el terreno, que han documentado de forma fiable todos los años de guerra en Siria) responsabilizó a la aviación jordana de haber atacado la casa de Marai Al Ramthan y haber matado también a su esposa y seis hijos, pero el Gobierno de Ammán no confirmó ni desmintió esa información.

En opinión del investigar del Real Instituto Elcano, "es probable que veamos acciones contra el narcotráfico de países vecinos de Siria" que, "con la connivencia o la participación del régimen, se ha convertido en un productor y distribuidor de estupefacientes en toda la región".

"Como parte de la normalización, los países vecinos esperan que Al Assad vaya en contra de las redes de producción y tráfico, que han crecido a la sombra y con el apoyo del régimen", agrega Amirah Fernández, y se muestra escéptico: "No creo que Al Assad esté dispuesto a hacer estas concesiones". "Mientras tenga el respaldo de Rusia e Irán, y el apoyo activo del (grupo chií libanés Hizbulá)", no necesitará hacer concesiones, afirma.

Asimismo, se muestra poco optimista respecto a la posibilidad de que los refugiados puedan y quieran volver a Siria. "¿Qué garantías tiene un refugiado que ha huido y está buscado por un régimen -que ha asesinado a centenares de miles de personas- para volver a su lugar de origen, que probablemente esté destruido o en manos de gente favorable al régimen, que campan a sus anchas con total impunidad?", se pregunta.

El régimen sirio y sus aliados del Líbano, especialmente Hizbulá (considerado a su vez un estado dentro del Estado libanés), son acusados de estar involucrados y de beneficiarse del narcotráfico, que representa una importante fuente de ingresos para Damasco, sumido en una profunda crisis económica tras más de una década de guerra. Según el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, que impuso nuevas sanciones este mes de marzo a individuos sirios y libaneses relacionados con el tráfico de las pastillas, “Siria se ha convertido en un líder global de la producción del altamente adictivo captagón, mucho del cual se trafica a través del Líbano”. "Vamos a hacer rendir cuentas a aquellos que apoyan al régimen de Bashar Al Assad con fondos (procedentes) de la droga y otros medios financieros que permiten la continua represión del pueblo sirio por parte del régimen”, agregó en un comunicado.

En la lista de los sancionados, figuran dos primos de Al Assad y un hombre de negocios asociado con su hermano, Maher Al Assad, que está en la lista negra de Occidente desde el estallido del conflicto en 2011: el general está al mando de la potente y temida IV División del Ejército sirio, que controla las zonas fronterizas con el Líbano, donde los habitantes locales son empleados en este negocio ilegal, en concreto los más jóvenes, que dejan de estudiar para dedicarse a esta actividad más rentable. El think tank de Washington "New Lines Institute" afirma en un detallado documento sobre esa unidad de élite que “entre los individuos y organizaciones involucrados en la producción y distribución de narcóticos, la IV División controla actualmente la mayor parte del comercio”. Además, las sanciones estadounidenses, adoptadas al mismo tiempo por el Reino Unido, incluyen a dos traficantes libaneses y dos empresas de importación y exportación del pequeño país, todos relacionados con Maher Al Assad.