Año y medio de guerra empieza a hacer mella en el apoyo de los socios a Ucrania y más si en menos de un mes se celebran unas elecciones. El Gobierno de Polonia, en manos del partido ultranacionalista Ley y Justicia, ha pasado de ser el más vocal en el sostén a Volodímir Zelenski a abrir una enorme brecha dentro de la UE saltándose, unilateralmente junto a la Hungría de Viktor Orbán y Eslovaquia –que también tiene comicios en unos días– el levantamiento a la prohibición de venta del grano ucraniano.
Polonia fue el primer país en apostar por el envío de tanques a Ucrania. También fue el primero en plantear el apoyo aéreo al ejército ucraniano a través de sus cazas rompiendo un tema que había sido tabú desde el inicio de la guerra por el temor a la reacción de Vladímir Putin ante un incremento de la intensidad bélica por parte de socios de la OTAN. Y, más allá de la acogida de refugiados por la situación de vecindad, también ha sido uno de los estados que más ayuda en forma de armamento ha proporcionado a Kiev y el más vocal en el seno de la UE con las sanciones a Rusia, un país ante el que se siente amenazado.
Ahora eso se ha roto y está por ver la duración de la crisis, que deriva de la decisión Bruselas de acabar con el veto al grano ucraniano impuesto desde abril ante la revuelta de los agricultores. Los países del este se revolvieron contra una de las medidas estrella de la UE en su relación con Ucrania ante el bloqueo de las exportaciones a través del Mar Negro bajo la premisa de que estaba provocándoles estragos económicos. El pasado viernes la Comisión Europea acabó con la prohibición bajo el argumento de que no suponía un perjuicio para el mercado único. Rumanía y Bulgaria acataron, pero Polonia, Hungría y Eslovaquia han lanzado un pulso.
Bruselas está analizando la situación y "se reserva el derecho para impulsar un procedimiento de infracción contra los países que han introducido prohibiciones unilaterales", según expresó este jueves la portavoz de comercio de la Comisión Europea, Miriam García Ferrer, que aseguró que están intentando llegar a una "solución constructiva y amigable" a partir de la propuesta de control de flujos que hizo Ucrania.
La mayoría de socios europeos rechaza la posición de los tres países mientras que Kiev ha movido ficha al llevar el veto ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, amenazó entonces con "añadir más productos" a la lista de importaciones ucranianas bloqueadas (trigo, maíz, colza y girasol) en caso de que Kiev "intensifique el conflicto". “Alguien, en este caso la parte ucraniana, no comprende la desestabilización en el mercado agrícola polaco", afirmó Morawiecki, según recoge la Agencia EFE.
“Polonia fue el primero en hacer mucho por Ucrania y por eso esperamos que se comprendan nuestros intereses y los defenderemos con toda determinación", defendió el líder de Ley y Justicia, que está inmerso en la campaña electoral. A pesar de la caída de la población ocupada en el sector primario en ese país, representa el doble de la media de la UE.
La tensión ha ido en aumento. "Es preocupante que algunos en Europa estén representando el papel de la solidaridad en un teatro político, convirtiendo los cereales en un thriller. Se diría que están interpretando sus propios papeles. Pero lo que hacen es ayudar a preparar el escenario para un actor de Moscú", reprochó Zelenski aprovechando su presencia en la Asamblea General de la ONU en Nueva York.
La elevación del tono del presidente ucraniano terminó de revolver al Gobierno polaco. "Cualquiera que haya participado alguna vez en el rescate de una persona que se está ahogando sabe que alguien así es extremadamente peligroso; que puede arrastrarte hasta lo más profundo", respondió el presidente polaco, Andrzej Duda, que aseguró que Kiev vive una situación difícil en la que “se agarra a todo lo que puede”, pero defendió que es “legítimo” protegerse a uno mismo de sufrir daños mientras se rescata a alguien que se ahoga, informa EFE.
Los ministros de Agricultura de ambos países, no obstante, han intentado reconducir la situación en una conversación telefónica en la que se han emplazado "buscar una solución que tenga en cuenta los intereses de los dos países", según ha informado Ucrania en un comunicado.
Más allá de la escalada verbal, la crisis ha tenido otra consecuencia práctica: Polonia ha anunciado que dejará de suministrar armamento a Kiev después de haber reprendido durante todos estos meses a los socios europeos al considerar que no estaban haciendo lo suficiente para combatir a Rusia.
En Bruselas evitan comentar la decisión de Varsovia en cuanto se circunscribe a las "contribuciones voluntarias" de los estados miembros. "Lo que es importante para nosotros es que la política de la UE hacia Ucrania no ha cambiado. El apoyo de la UE permanece firme en todas las áreas de apoyo: política, económica, humanitaria, internacional, diplomática y militar", ha respondido el portavoz de la Comisión Europea, Peter Stano.
Pero Polonia ha virado cuando el apoyo a su vecino afecta a sus bolsillos. “La estructura agrícola de los estados europeos no es siquiera similar a la agricultura ucraniana. Si no incluimos soluciones legales y de infraestructuras apropiadas, ningún país en Europa ganará contra la agricultura ucraniana”, expresó el ministro de Agricultura, Robert Telus, en Bruselas.
La adaptación de la economía ucraniana, considerada el granero de Europa, al mercado único es uno de los debates que surgen en el seno de los 27 ahora que han comenzado a prepararse institucionalmente para la ampliación del club, un proceso que precisamente se ha acelerado por la guerra.
“Debemos analizar cada política y ver cómo le afectaría una Unión más grande. La Comisión empezará a trabajar en una serie de revisiones pre-ampliación para ver cómo se tendría que adaptar cada área a una Unión más grande”, expresó el pasado miércoles la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, durante el debate sobre el estado de la UE.