Varios supuestos mercenarios de nacionalidad rusa murieron en un presunto bombardeo de las milicias afines al gobierno sostenido por la ONU en Libia (GNA) sobre una posición del mariscal Jalifa Hafter (hombre fuerte de Libia) en el cerco de Tripoli, informaron hoy a Efe fuentes de Seguridad.
Según las mismas, el supuesto ataque, que ha sido negado por las fuerzas del mariscal se produjo el el pasado 9 de septiembre en una zona rural del extrarradio próxima a la población de Ksar Ben Ghasir, a unos 20 kilómetros al sur de la capital.
La región meridional de Trípoli es escenario de combates regulares desde que el pasado 4 de abril Hafter, que domina el 60 por ciento del territorio nacional, lanzó una ofensiva para capturar Trípoli mientras el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, visitaba la ciudad, en un claro mensaje a la comunidad internacional.
Desde entonces, el conflicto libio se ha ido internacionalizando, con Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Egipto y Rusia apoyando al mariscal, y Catar, Italia y Turquía en apoyo del GNA.
Francia y Estados Unidos se encuentran en un posición indefinida, con apoyo tanto a Hafter como al gobierno sostenido por la ONU, que también cuenta con el respaldo militar de la poderosa ciudad-estado de Misrata, situada a unos 200 kilómetros al este de Trípoli y apoyada por Ankara.
En las últimas semanas, diversos medios y especialistas han informado de que los dos contendientes reciben armas pese al embargo de la ONU que pesa sobre el país desde que en 2011 diversos grupos rebeldes apoyados militarmente por la OTAN derrocaran la dictadura de Muamar al Gadafi.
En este ambiente, las redes sociales se llenaron hoy con las fotos de los supuestos mercenarios rusos, miembros de la empresa de seguridad privada "Wagner Group", propiedad del oligarca Yevgeny Prigozhin, restaurador personal y persona de máxima confianza del presidente ruso, Vladimir Putin.
El Kremlin ha negado en numerosas ocasiones que mercenarios de Wagner, conocidos por su presencia en otros conflictos como el de Siria o en la República Centroafricana, estén desplegados en Libia.
Igualmente, Hafter ha negado la presencia entre sus tropas de los mercenarios, aunque su presencia se ha confirmado en Bengasi, capital del este del país, pero es la primera vez que supuestamente se les localiza en el cerco de Trípoli.
Según explicaron a Efe las fuentes de seguridad, fuerzas del GNA tendieron este miércoles una emboscada a un vehículo en Al Sabiaa, al sur de Trípoli, y se incautaron de varios teléfonos móviles, tarjetas bancarias y divisas extranjeras, entre ellas dinero sirio y ruso.
"¿Cómo puede ser que Hafter, que siempre critica en sus discursos la intervención extranjera, reclute a mercenarios de todos los lugares del mundo: Chad, Sudán... y utilice el avión emiratí de fabricación china "Wing Loong", se preguntaba hoy un internauta al ver las imágenes.
En este contexto, el presidente del GNA, Fayez al Serraj, denunció el mismo miércoles en la ONU a Francia, Egipto y Emiratos Árabes por respaldar a su adversario, cuyo apoyo, aseguró, "le ha animado a intensificar sus ataques".
Por su parte, el ministro de Interior de GNA, Fathi Pashagha, afirmó que "las fuerzas de Hafter reclutaron al principio soldados sudaneses y, tras su fracaso, contrataron una empresa privada de seguridad rusa llamada Wagner".
En la misma línea, el jefe de la operación "volcán de la Ira", que defiende Trípoli, el coronel Osama Gueili, declaró en un vídeo difundido en las redes que "los países que apoyan al mariscal han sucumbido ante los servicios de las compañías de seguridad, algunos de ellas rusas, para reclutar mercenarios y así luchar junto a Hafter".
Desde que se iniciaran los combates en Trípoli hace cinco meses, más de un millar de personas han muerto, cerca de 10.000 han resultado heridas, y más de 120.000 se han visto obligadas a abandonar sus hogares y a convertirse en desplazados internos.
Los enfrentamientos, que se volvieron a recrudecer en las áreas rurales del sur de Libia, han afectado gravemente también a los miles de migrantes que se encuentran hacinados en centros de detención gobernados por milicias afines al GNA en la capital y sus alrededores.