El líder del FPÖ, Herbert Kickl, quiere convertirse en canciller con un discurso xenófobo, ultranacionalista y negacionista del cambio climático
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Austria celebra este domingo unas elecciones legislativas con las que las instituciones de la Unión Europea contienen, de nuevo, la respiración. La ultraderecha del FPÖ lidera las encuestas y podría ganar por primera vez unos comicios generales en la república alpina desde 1945, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Este sería un nuevo escenario político en un país en el que las coaliciones con la ultraderecha, tanto por parte de los conservadores del ÖVP como de los socialdemócratas del SPÖ, dejaron hace décadas de ser tabú. Sin embargo, el FPÖ había jugado hasta ahora siempre el rol de socio menor. Con una eventual victoria de la ultraderecha este domingo, eso podría cambiar. El líder del FPÖ, Hebert Kickl, no esconde su deseo de convertirse en canciller federal austriaco con un discurso antimigratorio, contrario a los derechos de las minorías sexuales, negacionista del cambio climático y que copia la dialéctica trumpista: “¡Austria primero!”.
Las encuestas indican que un gobierno liderado por Kickl es posible: el FPÖ apunta a obtener un 27% de los votos, varios puntos por delante de los conservadores del ÖVP, mientras los socialdemócratas del SPD podrían recibir un 20%, el peor resultado histórico en unas elecciones generales. Mientras, los ecologistas de los verdes, actuales socios de gobierno de los conservadores, se quedarían con alrededor del 9%, el mismo porcentaje que los liberales de NEOS.
El actual canciller austriaco, el conservador Karl Nehammer, no descarta una posible coalición de gobierno con el FPÖ, pero considera que su líder no es apto para ello. La cuestión que queda abierta es cómo reaccionaría el partido conservador austriaco ante una eventual victoria clara de la ultraderecha. Nehammer podría quedar aislado con su oposición a hacer a Kickl canciller de Austria, un escenario que supondría un antes y un después en la política austriaca y europea. Kickl no esconde su cercanía con el modelo de “democracia iliberal” establecido por Víktor Orbán en la vecina Hungría.
“Remigration”“Remigration” es una palabra de moda entre los círculos ultranacionalistas y xenófobos de los países de habla alemana. El ideólogo ultraderechista austriaco y líder del Movimiento Identitario, Martín Sellner, ha colocado la palabra en el centro de la agenda política de partidos como Alternativa para Alemania (AfD) y el FPÖ. Con ella, los partidos ultraderechistas alemán y austriaco defienden abiertamente la deportación masiva de peticionarios de asilo, de refugiados, de extranjeros y también en parte de ciudadanos alemanes y austriacos con raíces migratorias.
La palabra “remigration” se hizo especialmente popular en Alemania el pasado febrero: la red de periodismo investigativo Correctiv sacó entonces a la luz una reunión organizada por empresarios, miembros de AfD y militantes de diversas organizaciones extraparlamentarias ultras, como el Movimiento Identitario, en la ciudad alemana de Potsdam. En el encuentro, en el que participó Martin Sellner, se habló abiertamente de un plan de “remigration” para millones de personas, según las informaciones de Correctiv.
Herbert Kickl ha hecho de la palabra “remigration” uno de los ejes de su campaña: “No sé qué tiene de malo esa palabra”, dijo el líder del FPÖ en el último acto electoral celebrado este viernes en Viena. Su partido defiende abiertamente que un gran número de extranjeros sean expulsados del país y también un rechazo sistemático de peticionarios de asilo Afganistán, Siria y Somalia. El programa electoral del FPÖ también habla de crear una “Fortaleza Europa”, otra expresión usada por el Movimiento Identitario.
El freno al apoyo militar a Ucrania frente a la invasión rusa, la cercanía a posiciones rusas en política internacional, la oposición a la defensa de minoría sexuales –que Kickl considera una “señal de decadencia– y el uso de expresiones escépticas con la crisis climática como ”comunismo climático“ han sido otros ejes destacados de la campaña del FPÖ.
Posibles coalicionesEl tono populista puede ayudar a Kickl en la campaña, pero le podría dificultar encontrar socios de gobierno en caso de que su partido sea finalmente primera fuerza. Todos los partidos que probablemente tendrán presencia parlamentaria –ÖVP, SPÖ, verdes y liberales de NEOS– se oponen a hacer canciller a Kickl, con lo que el llamado “cordón sanitario” parece haberse rehabilitado en Austria.
Con todo, el líder del FPÖ mantiene que su objetivo es liderar el próximo gobierno con el apoyo de los conservadores. Desde el punto de vista programático, conservadores y ultras comparten muchos puntos, así que el principal obstáculo para reeditar una coalición frecuente en décadas pasadas parece ser que Herbert Kickl sea esta vez quien la lidere.
Con las actuales encuestas encima de la mesa, un gobierno alternativo a un canciller ultraderechista podría ser una Gran Coalición conformada por conservadores y socialdemócratas, o un tripartito de ÖVP, SPÖ y los liberales de NEOS. Una reedición del actual gobierno de conservadores y verdes parece poco probable, tanto por la aritmética parlamentaria que apuntan las encuestas como por el alejamiento entre ambos partidos generado por el desgaste de haber gobernado juntos los últimos cinco años un país económicamente estancado.