Los combatientes de Hayat Tahrir al Sham han entrado en la ciudad tras cinco días de combates contra las fuerzas del presidente sirio, Bashar al Asad
Qué está pasando en Alepo y cómo puede repercutir en el conflicto de Siria
Los insurgentes islamistas han entrado en la ciudad siria de Hama en una batalla por hacerse con un lugar vital en la carretera hacia Damasco, lo que supone el último desafío al control del país por parte de Bashar al Asad.
Los rebeldes liderados por el grupo Hayat Tahrir al-Sham (HTS), antigua Al Qaeda, han entrado este juevesen la ciudad desde el este después de rodearla durante cinco días de combates contra las fuerzas leales a Asad.
“Esta victoria será sin venganza y misericordiosa”, dijo el líder de HTS, Abu Mohammed al-Jolani, en un mensaje al pueblo de Hama.
El Ministerio de Defensa sirio negó inicialmente que los insurgentes hubieran entrado en Hama, calificando sus líneas defensivas de “inexpugnables”. Pero al intensificarse los combates y acercarse al centro de la ciudad, el ejército sirio declaró que se había retirado, redistribuyendo sus fuerzas “para preservar la vida de los civiles y no involucrar a la población de la ciudad de Hama en estos combates”.
Situada en una autopista que recorre la parte occidental de Siria en dirección a la capital, Damasco, Hama fue escenario de levantamientos masivos contra Asad en 2011 y, posteriormente, de encarnizados combates cuando las fuerzas de la oposición intentaron y fracasaron en su intento de hacerse con el control de la ciudad en la posterior guerra civil.
Hama es también escenario de una tristemente célebre masacre en 1982, cuando las fuerzas leales al expresidente Hafez al Asad sitiaron la ciudad para impedir un levantamiento liderado por musulmanes suníes contrarios a su gobierno.
La arrolladora ofensiva dirigida por HTS ha hecho que Asad pierda el control de la segunda ciudad más grande de Siria, Alepo, así como de franjas del noreste del país. Las repentinas pérdidas parecen haber inquietado a Moscú y Teherán, partidarios de Asad desde hace tiempo, ya que las fuerzas rusas están muy ocupadas con la invasión de Ucrania e Irán teme ser blanco de los ataques aéreos israelíes en territorio sirio, que han aumentado en el último año.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, ha declarado a la prensa que Moscú está “siguiendo de cerca” los acontecimientos en Siria. “En función de la evaluación de la situación, podremos hablar del grado de ayuda que necesitan las autoridades sirias para hacer frente a los militantes y eliminar esta amenaza”, declaró.
Gregory Waters, analista del ejército sirio en el Instituto de Oriente Medio, afirma que una combinación de moral baja, salarios bajos, corrupción y disfunción en la cadena de mando había contribuido a la repentina huida de las fuerzas gubernamentales de zonas que habían controlado durante años.
En su opinión, el ejército sirio “no estaba preparado en absoluto” para la ofensiva insurgente.
Entre informaciones sobre un aumento de las deserciones del ejército sirio o de combatientes que huyen de sus posiciones, Asad promulgó a principios de esta semana un decreto por el que aumenta los salarios del personal militar en un 50%.
El apoyo militar de Irán y Rusia ha sido limitado en comparación con iteraciones anteriores del conflicto en Siria, sostiene Waters.
“Creo que es difícil ver un escenario en el que las fuerzas leales al régimen de Damasco puedan recuperar el impulso”, dice. “Incluso si los rusos y las fuerzas iraníes o respaldadas por Irán se involucran más, todavía están limitados por sus propias guerras. Parece improbable que alcancen el nivel de apoyo que hemos visto anteriormente”.