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La violencia sacude EEUU en vísperas de la llegada de Trump a la Casa Blanca

La violencia sacude EEUU en vísperas de la llegada de Trump a la Casa Blanca

El presidente electo instrumentaliza el miedo generado por el atentado de Nueva Orleans para atacar a las personas migrantes, mientras afloran nuevas teorías de la conspiración sobre los intentos de asesinarle

Cronología del poder: el año en el que Elon Musk conquistó la Casa Blanca

El miedo al terrorismo vuelve a unos Estados Unidos donde la violencia política tocó techo el pasado julio en Pensilvania con el primer intento de asesinato contra Donald Trump, quien en menos de tres semanas tomará posesión como presidente del país.

Mientras que ya se ha confirmado que el atropellamiento múltiple del pasado miércoles en Nueva Orleans era un atentado terrorista inspirado en el modus operandi del autodenominado Estado Islámico, las autoridades continúan investigando las causas de la explosión de un coche Tesla a las puertas del hotel Trump en Las Vegas. El FBI ya ha descartado que haya una conexión entre ambos sucesos, que tuvieron lugar el mismo día. 

Dos meses después de unas elecciones marcadas por el temor a un estallido de la violencia espoleado por el mismo Trump, el país empieza el año con miedo a un retorno del terror. El FBI, que había reforzado la seguridad del Capitolio de cara al próximo seis de enero, cuando el Congreso tendrá que certificar la victoria del republicano, ahora teme un efecto contagio del atropellamiento múltiple de Nueva Orleans, que ha dejado al menos 15 muertos. El atentado llega en un mes cargado de actos multitudinarios vinculados con el funeral de Estado del expresidente Jimmy Carter el 9 de enero y la toma de posesión de Trump el 20. El día antes, el 19, el republicano también celebrará un mitin en Washington para arengar a sus seguidores.

En un boletín emitido este viernes el FBI, el Departamento de Seguridad Nacional y el Centro Nacional contra el terrorismo de EEUU advierten que este tipo de acciones “probablemente seguirán siendo atractivas para posibles atacantes debido a la facilidad de adquisición de vehículos y al bajo nivel de habilidad necesario para llevar a cabo un ataque”.

Las horas posteriores al atropellamiento de Nueva Orleans, Trump insinuó en su red social Truth Social que el autor del ataque era un inmigrante y culpó al actual presidente Joe Biden. “Con la ‘política de fronteras abiertas’ de Biden dije muchas veces durante los mítines y en otros sitios que el terrorismo islámico radical y otras formas de crimen violento se volverían tan graves en América que sería difícil de imaginar o creer”, escribió el jueves. Pero la realidad es que el presunto autor del atropellamiento, Shamsud-Din Jabbar, era de Texas y sirvió durante diez años en el ejército estadounidense. 

El tono de la publicación, casi apocalíptico —“Estados Unidos se está desmoronando”— resuena con el discurso inaugural que Trump hizo hace ocho años hablando de “la carnicería estadounidense”. Desde el atril, Trump presentó una imagen siniestra del país donde describía ciudades plagadas por el crimen, una élite política que se había olvidado de la gente de a pie y un paisaje de fábricas cerradas. A pocas semanas de la toma de posesión, no se puede descartar que Trump repita el imaginario de “la carnicería estadounidense” valiéndose esta vez del miedo sembrado por el atentado de Nueva Orleans. 

“Está ocurriendo una violenta erosión de la Seguridad, la Seguridad Nacional y la Democracia en todo nuestro país. Solo la fuerza y un liderazgo poderoso podrán detenerlo”, escribió Trump en Truth. Durante la campaña, el republicano ya instrumentalizó el actual panorama internacional, marcado por la guerra de Gaza y Ucrania, para presentarse como el liderazgo fuerte que supuestamente necesita el país ante los enemigos externos. La amenaza terrorista refuerza esa ilusión y augura un panorama siniestro en la lucha contra el terrorismo.

La inspiración en el ISIS del autor del atentado de Nueva Orleans también da alas al sentimiento antiárabe y antimusulmán que sufría la población árabe en el país desde el estallido de la guerra de Gaza. En su anterior mandato, Trump llevó a cabo una de las políticas más duras contra las personas árabes y musulmanas con la “Muslim Ban”. Se trataba de una serie de órdenes ejecutivas aprobadas por el magnate que prohibían los viajes a Estados Unidos durante 90 días desde siete países de mayoría musulmana: Irán, Irak, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen, y suspendían el reasentamiento de todos los refugiados sirios.

El retorno del terror a los Estados Unidos, especialmente inspirado en el Estado Islámico, es una carta que el republicano también piensa aprovechar para seguir con su cruzada contra las personas migrantes. El pasado mes de noviembre, Trump confirmó que pretendía utilizar a los militares para llevar a cabo su deportación masiva de migrantes. Para este propósito primero tiene que declarar el estado de emergencia nacional. 

En su anterior mandato Trump ya intentó hacerlo, pero al no haber una justificación real, acabó desencadenando un conflicto con el legislativo. El temor ante posibles nuevos atentados terroristas cambia la percepción de la seguridad. Alineado con esta narrativa, el multimillonario Elon Musk, que se ha convertido en la mano derecha de Trump, ha compartido en las últimas horas publicaciones en las que presenta al presidente de El Salvador, Nayib Bukele, como el tipo de liderazgo que necesitan los Estados Unidos. Bukele ha logrado reducir la criminalidad del país a costa de recortar los derechos y libertades de la ciudadanía.

El atentado de Nueva Orleans es el ataque con más víctimas mortales en Estados Unidos desde que un hombre de 40 años con problemas mentales mató a 18 personas en un tiroteo en Maine en 2023. La connotación del atentado esta vez es distinta por la radicalización de Jabbar, que llevaba una bandera del Estado Islámico en el coche con el que arrolló la multitud. 

Madera para las teorías conspiración

La explosión del Cybertruck delante del hotel Trump en Las Vegas continúa generando preguntas. Sobre todo porque no se puede ignorar que el vehículo es un Tesla, compañía propiedad de Musk, y que justamente explotó delante de uno de los hoteles del presidente electo. Después de que Trump sufriera dos intentos de asesinato durante la campaña electoral, la coincidencia es lo suficientemente jugosa para la esfera MAGA. 

“Este es un vehículo Tesla, y sabemos que Elon Musk está trabajando con el presidente Trump, y es el hotel Trump, así que obviamente hay motivos para preocuparse y es algo que seguimos analizando”, dijo el sheriff de Las Vegas, Matthew McMahill, durante la rueda de prensa. Aun así, todavía no se sabe el móvil del conductor, Matthew Livelsberger quien era un militar en activo y quien presuntamente se suicidó con un disparo en la cabeza antes de la explosión.

Sobre este caso, Trump aún no se ha pronunciado, pero sí lo ha hecho Musk. El multimillonario no solo está aprovechando para hacer campaña en favor de su vehículo al haber contenido la explosión, sino que ya lo califica de “atentado terrorista”. El futuro asesor del gobierno trumpista también está compartiendo publicaciones de la órbita MAGA donde se vincula Jabbar y Livelsberger con Ryan Routh, quien intentó asesinar Trump el pasado mes de septiembre. 

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