Mientras Rusia endurece sus posiciones maximalistas, EEUU ha dado comienzo a las conversaciones sobre Ucrania en Riad con concesiones a Moscú
EEUU y Rusia pactan crear grupos de negociación para continuar las conversaciones sobre Ucrania sin Kiev ni la UE
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha desmantelado tres años de política de “máxima presión” a Rusia con una sola llamada telefónica. Las conversaciones sobre la guerra de Ucrania —sin Ucrania y sin la Unión Europea— han arrancado este martes en Riad, Arabia Saudí, con concesiones de Washington, que sugiere que la entrada de Ucrania en la OTAN y la recuperación de todos los territorios ucranianos invadidos por Rusia no son objetivos realistas.
El secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio, y el ministro de Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, han acordado reiniciar sus relaciones diplomáticas y formar equipos negociadores para comenzar a discutir los detalles de un “final de la guerra permanente”. Mientras tanto, Rusia no solo sale de su aislamiento occidental, sino que endurece sus exigencias desde una posición de fuerza al tiempo que alaba la política de Trump. “Si él hubiese sido presidente, la guerra no habría ocurrido”, ha señalado Lavrov tras el encuentro en Riad.
“Ahora rechazar a Ucrania en la OTAN no es suficiente”, ha dicho la portavoz rusa de Exteriores, Maria Zakharova. “La alianza debe abandonar las promesas de Bucarest de 2008”, ha añadido. En la cumbre de la OTAN de 2008, Washington presionó a sus aliados para otorgar el estatuto de candidato a Georgia y Ucrania. Ante el rechazo de países europeos como Alemania, los socios solo lograron consensuar una frase en el comunicado final: “Acordamos que estos países se convertirán en miembros de la OTAN”.
Rusia también ha rechazado intercambiar territorio ucraniano por la zona ocupada de Kursk, controlada por Kiev, y ha descartado un despliegue de fuerzas europeas en la zona tras el acuerdo.
“El Kremlin está señalando su compromiso total con sus demandas maximalistas de la rendición ucraniana”, señalaba recientemente Pavel K. Baev, investigador del Peace Research Institute of Oslo. “Puede que Putin presuma de tener una posición de fuerza o que intente importarla para conseguir un mejor acuerdo con la esperanza de una negociación transaccional. Reconoce que conoce a su contraparte y cuenta con reproducir la química especial entre iguales. Dos caracteres muy diferentes de los que no lograron alcanzar un acuerdo útil en la cumbre de Helsinki en 2018 planean poner a prueba la fortaleza del otro”, añadía.
En los últimos tres años, EEUU ha conseguido sumar a la UE a su política de sanciones contra Rusia y de asistencia militar continua a Ucrania. Europa subordinó su política de defensa a la estrategia de la OTAN y el bloque comunitario dejó a un lado la búsqueda de una “brújula estratégica” para alcanzar la ansiada autonomía respecto a su aliado transatlántico.
Ahora, el viraje en Washington no solo ha descolocado a Europa, sino que ha provocado divisiones internas entre los que defienden la estrategia trumpista y los que la rechazan, así como sobre los nuevos caminos que se abren a partir de ahora. “La Unión Europea va a tener que sentarse a la mesa en algún momento porque también tiene sanciones impuestas [a Rusia]”, ha señalado Rubio a las preguntas sobre la ausencia de representantes europeos en las conversaciones.
“En unos pocos meses, el presidente Trump ha cambiado toda la conversación global no sobre si la guerra va a terminar, sino sobre cómo va a terminar”, ha señalado este martes el asesor de Seguridad Nacional estadounidense, Mike Waltz, quien también participó en la reunión de Riad.
Sin embargo, hubo un tiempo, en los primeros meses de guerra, en el que parecía que a Putin le había salido el tiro por la culata al haber revitalizado la Alianza Atlántica. Atrás quedaban los debates previos a la invasión cuestionando abiertamente el futuro y el sentido de la OTAN. “Nadie me puede decir que la OTAN de hoy es una estructura que, en sus fundamentos, sigue siendo pertinente”, decía Macron, que había declarado la organización en “parálisis cerebral”.
“Putin quería menos OTAN en sus fronteras y está consiguiendo más OTAN”, decía su entonces secretario general, Jens Stoltenberg. La afirmación —con todas sus variantes— la repetían una y otra vez los líderes occidentales. “Putin buscaba la finlandización de Europa y va a conseguir la OTAN-ización de Europa”, afirmaba el presidente de EEUU, Joe Biden. La invasión había logrado aumentar el gasto en defensa, nuevos despliegues militares e incluso el ingreso de dos nuevos miembros, Suecia y Finlandia, el último con una frontera compartida de casi 1.400 kilómetros con Rusia.
La OTAN de la discordiaLos vientos han cambiado de nuevo y ahora Zelenski ve como su principal valedor durante tres años de guerra quiere cortar el grifo a la ayuda militar y negocia un final con la potencia ocupante. El presidente ucraniano ha rechazado el actual proceso y ha cancelado un viaje a Riad coincidiendo con las conversaciones para evitar darles “legitimidad”, ha informado Reuters citando a fuentes ucranianas. Zelenski viajará a Arabia Saudí el próximo 10 de marzo y tiene previsto reunirse con una delegación de Washington en Kiev, según la Agencia EFE.
“El objetivo es poner fin a este conflicto de una manera justa, duradera, sostenible y aceptable para todas las partes implicadas”, ha señalado Rubio. Por su parte, el asesor de Seguridad Nacional ha confirmado que tendrá que haber una discusión sobre territorio y sobre garantías de seguridad. A finales de marzo de 2022, Ucrania ya ofreció renunciar a su ingreso en la OTAN a cambio de estas garantías en unas negociaciones que no fructificaron. Varias informaciones apuntaron entonces a que el ex primer ministro británico, Boris Johnson, había presionado a Kiev para que no firmase el acuerdo y continuase la guerra. Zelenski ha negado esas presiones.
Hasta ahora, Ucrania había defendido que su ingreso en la OTAN era la única garantía de seguridad en la que podía confiar. Kiev ha recordado a menudo el Memorándum de Budapest de 1994 por el que Ucrania renunció al tercer mayor arsenal nuclear del mundo a cambio de garantías de seguridad de Rusia, EEUU, China, Francia y Reino Unido, entre otros. Unas garantías incumplidas. Ante el futuro veto de la OTAN a Kiev, Zelenski apuesta ahora por el despliegue de soldados de estadounidenses y europeos en Ucrania.
“Las garantías de seguridad de ciertos países son importantes. La Unión Europea o Estados Unidos podrían habernos dado la esperanza de ser miembro de la OTAN, pero no veo a Estados Unidos, ni a algunos de sus interlocutores europeos, a favor de que seamos miembros. Esto quiere decir que están en sintonía con los deseos de política exterior de Rusia”, ha afirmado Zelenski.
“Si este es el caso, entonces un ejército fuerte ucraniano será muy importante. Y las tropas de algunos países fuertes, como Estados Unidos, deberían desplegarse en Ucrania”, ha añadido el presidente, quien ha visitado este martes Turquía, uno de los países que se había ofrecido para mediar entre Kiev y Moscú.
Por su parte, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ya había descartado horas antes aceptar un despliegue de tropas de miembros de la OTAN en Ucrania. “La aparición de fuerzas de los mismos países de la OTAN bajo otra bandera, sea nacional o de la Unión Europea, no cambia nada. Eso sigue siendo inaceptable”.