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Los ucranianos, ante el giro de Trump: “Están tomando la decisión de quitarnos nuestra casa sin preguntarnos”

Los ucranianos, ante el giro de Trump: “Están tomando la decisión de quitarnos nuestra casa sin preguntarnos”

Tres años después del inicio de la invasión rusa, la población ucraniana está hastiada de la guerra y mira con temor hacia el giro de posición de EEUU sobre el conflicto. Temen un acuerdo de alto el fuego que no cuente con sus intereses

Zelenski dice que está dispuesto a dimitir a cambio de que Ucrania entre en la OTAN

La primera vez que Verónika recuerda sentir el intenso dolor en el abdomen que aún la acompaña, ese que no tiene causa aparente, fue el 24 de febrero de 2022.

El rugido de la primera explosión procedente del aeropuerto de Jersón no lo olvida, dice, porque marcó el final de una etapa que nunca volvió: “Mi vida se dividió en dos partes: antes y después. No habrá más noches tranquilas”, escribía en su diario. 

Entonces Verónika tenía 14 años; ahora tiene 17. Han pasado tres años de aquella primera explosión y, aunque sí hubo más noches tranquilas, la presión en la tripa no llegó a abandonar a la adolescente. Después de tres años, aquel dolor, al que los médicos acabaron llamando “miedo”, parece esconderse en meses de relativa calma tras su traslado a otra región, lejos de los constantes bombardeos de Jersón; pero resurge con una sirena, una conversación con su madre, rumores de una nueva ofensiva rusa sobre su ciudad o, como esta semana, el anuncio de un acuerdo entre Rusia y Donald Trump para iniciar unas “negociaciones” de paz para Ucrania sin Ucrania.

“Sentimos que están tomando la decisión de quitarnos nuestra casa sin preguntarnos”, dice la adolescente sobre el acuerdo de Estados Unidos y Rusia de iniciar unas supuestas negociaciones de paz sin contar con Ucrania. “Mi sensación es como si ya estuviese decidido quitarnos todo lo que tenemos sin preguntar. Tenía alguna esperanza de volver a Jersón, que algún día fuese como siempre, pero ahora vuelvo a tener miedo de que vuelvan a entrar las tropas rusas como al principio de la guerra”, desarrolla Verónika. 

Veronika observa su diario Veronika observa su diario

La menor teme que un posible acuerdo de alto el fuego lleve consigo el regreso de las tropas rusas a la totalidad de Jersón, una de las provincias ocupadas por Rusia durante el inicio de la invasión y liberadas posteriormente por Ucrania en mayo de 2022, a la que el Kremlin continúa sin renunciar. Verónika vivió meses bajo la ocupación rusa. Ahora estudia en Mykolaiv y ha vuelto a ilusionarse con su vida en una región menos peligrosa, pero su madre y su familia siguen allí. El giro de la posición estadounidense sobre el conflicto le ha traído de vuelta sus recuerdos de aquellos días y el temor de que se repitan.

Sus miedos no son infundados. Las fuerzas rusas continúan en el otro lado del río Dnieper, que divide la región en dos, y los bombardeos en la provincia de Jersón son constantes. Vladímir Putin reiteró en mayo del año pasado su negativa a negociar un posible alto el fuego en Ucrania si antes no se reconoce la soberanía rusa en las regiones de Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón. La semana pasada, el Kremlin reiteró el mensaje de que Rusia no está dispuesto a hacer concesiones territoriales por sí mismo en futuras negociaciones de paz. El Representante Permanente de Rusia ante las Naciones Unidas (ONU), Vasily Nebenzya, declaró durante una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU el 17 de febrero que Ucrania ha “perdido irrevocablemente” Crimea, las “repúblicas populares de Donetsk y Luhansk” (en referencia a las provincias ocupadas de Donetsk y Luhansk), y las provincias de Zaporiyia y Jersón. 

“Nebenzya insinuó que las negociaciones de paz deberían ”corregir“ la situación en estas provincias y que Ucrania debería ceder las partes restantes de las cuatro provincias que Ucrania controla actualmente. Nebenzya está pidiendo que Ucrania ceda aproximadamente el 30 por ciento del área total de las provincias de Donetsk, Zaporiyia y Jersón que Rusia no ocupa actualmente”, analiza el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW). 

“Siento una especie de vacío cuando pienso en ello. Estamos muy cansados”, añade la adolescente. A 300 kilómetros de distancia, en Dnipro, Levren también describe su agotamiento después de tres años de conflicto. “Me siento agotado tanto física como mentalmente. Debido a la guerra tengo problemas mentales, así que he tenido que ir al médico y tomar medicación. Cada día parece una batalla interminable por la supervivencia, pero siempre queda la esperanza de que acabe pronto”, cuenta el joven veinteañero por mensaje de Telegram desde su ciudad natal.

Tras tres años de conflicto, la esperanza de los ucranianos de recuperar los territorios invadidos por Rusia ha descendido. Hace un año, el 84% de la población creía poder lograr reconquistar las zonas invadidas desde 2022. En 2025, esa cifra ha caído al 59%, según una encuesta elaborada por la agencia de investigación Info Sapiens. El sondeo se hizo entre el 10 y el 19 de febrero, por lo que no refleja completamente la reacción popular ante el giro de Trump sobre Ucrania.  “Hay una gran disminución del ánimo de los ucranianos, pero sin embargo la mayoría (el 59%) en febrero de este año todavía creen en recuperar las zonas ocupadas en esta guerra”, sostiene Inna Volosevych, vicedirectora de Info Sapiens. 

Levren antes vivía y estudiaba en Kiev pero el conflicto interrumpió sus planes. Este joven, que antes de la guerra daba los primeros pasos de su carrera musical, decidió trasladarse de nuevo a la casa de sus padres en Dnipro ante el temor de ser movilizado para alistarse en el ejército. “Volví a mi ciudad natal y desde entonces he estado encerrado en mi apartamento porque es imposible salir sin que te «metan» en un autobús, te envíen a la oficina de alistamiento y luego directamente al frente”, lamenta el joven. “Quiero decir que puedes ir a tu tienda de alimentos, o salir un rato a tomar algo, pero siempre sientes miedo, no puedes caminar libremente por las calles como antes”, describe. 

Él se encuentra entre la población ucraniana que ha abandonado su apoyo al presidente. “Ucrania está sufriendo una terrible corrupción durante la guerra. Al Gobierno no le importa en absoluto, siguen robando más y más dinero. Por supuesto, el presidente Trump tiene un montón de preguntas sobre los fondos que Estados Unidos ha estado invirtiendo durante esta guerra”, se queja el joven. “Como he mencionado antes su «movilización forzosa» está matando a los hombres ucranianos. Muchos estamos encerrados en nuestros apartamentos como en prisiones. Los que no tuvieron tanta suerte ya están muertos en el frente. Los impuestos son cada vez más altos, al igual que los precios de todo. Ojalá nos deshagamos de él lo antes posible”, enumera el joven, que ha visto paralizada su vida por la contienda.

Él tampoco esperaba el discurso de Trump sobre la guerra y su acercamiento a Putin. “La gente de Ucrania esperaba que el presidente Trump estuviera de su lado porque nosotros somos las víctimas de esta guerra, no Rusia. Ahora nos echa la culpa”, se queja Levren, quien también teme las consecuencias de unas negociaciones que excluyan al pueblo ucraniano. “Parece que a Trump le gusta más Putin que el pueblo ucraniano y que va a ofrecerle condiciones más favorables para poner fin a esta guerra. Tenemos miedo de lo que estas negociaciones puedan causar porque vivimos en lo desconocido”, añade.

Los sondeos de Info Sapiens señalan que la confianza del pueblo ucraniano a Volodímir Zelenski ha descendido año a año desde el inicio de la guerra pero aún mantiene el apoyo de la mayoría de la población, un 54% según la última encuesta publicada este mes. “Nuestra última encuesta se llevó a cabo entre el 10 y el 19 de febrero, por lo que no refleja plenamente las actitudes hacia los mensajes de Trump, pero hemos notado cierto efecto de 'movilización en torno al poder' durante diversos momentos de la guerra. La confianza en Zelenski aumentó del 51% en enero al 54% en febrero. Se puede pensar que es un efecto pequeño, pero es estadísticamente significativo y bastante único, ya que durante muchos meses la confianza sólo disminuía”, detalla Volosevych, en relación con un posible futuro repunte del apoyo al presidente ucraniano como reacción a su enfrentamiento con Donald Trump.

Este lunes, Marta vivirá en su país el aniversario de la guerra. Aunque lleva casi tres años refugiada en España, ha viajado recientemente a Ucrania para visitar a su padre en su ciudad, Leópolis, donde los ataques son menos habituales que en otros puntos del país. “Tenía muchas ganas de ver a mi padre, hace más de un año que no lo veía”, dice la joven, de 19 años, una de los más de 300.000 ucranianos huidos a España tras el inicio de la invasión rusa.

Desde febrero, la cifra de refugiados ucranianos registrados a nivel global alcanza los 6,8 millones de ucranianos. El 92% de ellos se encuentran en Europa. Algunos de ellos vuelven a Ucrania por temporadas, para analizar cómo se encuentra la situación y analizar la posibilidad de retornar. Otros, como Marta, regresan solo por un tiempo para visitar a la familia que se quedó atrás. “En estos días estoy intentando entender cómo va todo aquí, hablando con mis amigos, con mi padre... Noto el humor más caído, están más preocupados. Está todo muy complicado... No se sabe lo que va a pasar”, reflexiona la chica casi tres años después de subirse sola en un tren atestado de mujeres y niños para salir de Ucrania, sin aún entender lo que estaba por llegar.

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