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La Unión Europea busca nuevas alianzas comerciales ante el desafío de Trump

La Unión Europea busca nuevas alianzas comerciales ante el desafío de Trump

En plena guerra comercial con EEUU, la UE reivindica su capacidad de llegar a acuerdos con distintas regiones del mundo: desde Latinoamérica hasta Canadá pasando por India, a donde se desplaza el grueso de la Comisión Europea este viernes

Europa encara dividida la nueva relación con Trump

En política las imágenes tienen un enorme simbolismo y muchas veces se utilizan más incluso que las palabras para enviar un mensaje. El pasado 12 de febrero, en plena catarsis en la burbuja europea por las amenazas comerciales de Donald Trump, los presidentes de la Comisión Europea y el Consejo Europeo, Ursula von der Leyen y António Costa, flanquearon al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau.

La cita (y la foto) fueron en sí mismos el recado: la unión hace la fuerza y, frente a una guerra comercial de la gran potencia mundial, hay que buscar aliados.

“Somos amigos fiables y predecibles. Somos firmes aliados para la paz y la seguridad, apoyamos a Ucrania desde el primer día, somos estrechos socios comerciales, promotores de la acción por el clima y socios en innovación digital. La Unión Europea y Canadá también demuestran que los acuerdos comerciales son claramente mejores que los aranceles comerciales. Nuestro comercio ha crecido un 60% desde el acuerdo de 2017 y, gracias a ello, hemos impulsado nuestras economías y creado miles de puestos de trabajo”, expresó Costa al dar la bienvenida a Trudeau, que en realidad está de salida y no había grandes negociaciones bilaterales que tratar sobre la mesa.

“Hemos mejorado enormemente nuestro comercio desde la firma del CETA, y seguiremos haciéndolo porque estar ahí para intercambiar, estar ahí para construir cosas juntos, para crear puestos de trabajo juntos, es la manera de construir un mundo más resistente y seguro para todos”, agregó Trudeau, que días más tarde fue uno de los líderes internacionales que más kilómetros recorrieron para estar junto a Volodímir Zelenski en el tercer aniversario de la invasión rusa como gesto frente a la presión que está ejerciendo Trump.

Pero en el plano comercial la UE intenta seducir a Trump y convencerle de que “una guerra estúpida” no beneficia a nadie. “Europa es un proyecto político fuerte, que representa el primer bloque comercial del mundo y juntos, además, representamos la primera economía del mundo. Es decir, tenemos capacidades, tenemos fortalezas sobre las cuales podemos continuar agrandando y ensanchando este gran proyecto”, puso en valor Pedro Sánchez en una rueda de prensa tras la reunión de urgencia convocada por Emmanuel Macron ante las negociaciones bilaterales de Trump y Vladímir Putin.

Y es que el mensaje que quieren lanzar los líderes de la UE es que su mercado interior es suculento para unas relaciones comerciales que están ampliamente liberalizadas –el 70% de las importaciones entran en el bloque comunitario sin ningún tipo de arancel–. De ahí, además, que también se haya puesto las pilas para estrechar lazos con otras regiones.

Cierre contrarreloj del acuerdo UE-Mercosur

La Comisión Europea y el Mercosur cerraron contrarreloj el acuerdo que se les ha resistido durante décadas. Era 7 de diciembre y el ultraderechista Javier Milei, enemigo del multilateralismo, iba a tomar el testigo de la presidencia rotatoria de ese organismo multilateral. Y Trump se acercaba a la Casa Blanca. De nuevo para Bruselas era importante lanzar un mensaje. Ursula von der Leyen, que rubricó el acuerdo a sabiendas de que cuenta con el rechazo de pesos pesados como Emmanuel Macron o el polaco Donald Tusk, hizo hincapié en que se trataba del acuerdo comercial más amplio de la historia al abarcar un mercado de 700 millones de personas. Otro de los objetivos es limitar la influencia que China está ganando en la región.

Y ahora, con el temor de un recrudecimiento de la guerra comercial por parte de Trump, ese acuerdo con Mercosur, que aún tienen que ratificar las instituciones europeas, aunque se ha fragmentado para que no sea necesario el 'sí' unánime de los 27, es uno de los argumentos que esgrime Von der Leyen para presumir de las “relaciones abiertas” en materia de comercio que tiene la UE.

Poco después de la firma en Montevideo, la Comisión Europea sellaba también modernización del Acuerdo Global de la UE con México, con el que se pretenden reforzar los lazos comerciales con ese país. “La UE y México ya son socios de confianza. Ahora queremos profundizar aún más nuestra cooperación, beneficiando considerablemente a nuestros ciudadanos y nuestras economías. Los exportadores de la UE, incluidos los agricultores y las empresas agroalimentarias, obtendrán nuevas oportunidades comerciales. Este acuerdo histórico demuestra que un comercio abierto y basado en normas puede contribuir a nuestra prosperidad y seguridad económica, así como a la acción por el clima y el desarrollo sostenible”, dijo entonces Von der Leyen.

Visita estratégica a India

La alemana viaja este viernes a India con una veintena de comisarios para una visita con los mismos objetivos. “Estamos buscando partenariados. India es un socio para ese tipo de partenariados”, señalan fuentes comunitarias, que reconocen que entre los asuntos que interesan a la UE está el crecimiento y la competitividad en esa asociación. “Es una oportunidad para escuchar, para el diálogo”, reconocían esas fuentes. India juega, además, a varias bandas al tener una posición ambigua respecto a Putin o China. Y lo que no quiere la UE es ceder terreno.  

“En esta era de intensa competencia geoestratégica, Europa es sinónimo de apertura, asociación y acercamiento. Queremos estrechar lazos con uno de nuestros amigos y aliados más fiables: India. Europa e India son socios afines, unidos por la convicción compartida de que la democracia es lo que mejor sirve al pueblo”, dijo Von der Leyen al anunciar ese viaje en el elitista foro de Davos. Más allá del interés geopolítico a través de la profundización en la “agenda estratégica”, también hay margen para incrementar el comercio, que supone unos intercambios de 120.000 millones en bienes al año entre dos regiones que representan el 25% de la población mundial.

La difícil calibración con China

Y todo eso sucede mientras la UE calibra su trato con China, a quien define al mismo tiempo al mismo tiempo como un socio con el que colaborar, un competidor difícil y un rival sistémico. En las capitales europeas hay, además, división sobre cómo abordar esa relación. Mientras que París tiene posiciones más duras -el Gobierno de Emmanuel Macron fue uno de los que defendieron con más vehemencia la imposición de aranceles al vehículo eléctrico fabricado en el gigante asiático- frente a Berlín, que tiene más proximidad.

Entre medias de ese debate se situó España, que inicialmente avaló las tasas a los coches eléctricos, pero dio un giro en su posición durante un viaje de Pedro Sánchez a Pekín. “Todos los miembros de la UE y la Comisión tenemos que reconsiderar nuestra posición. No necesitamos otra guerra comercial. Tenemos que buscar un acuerdo entre la Comisión Europea y China en el marco de la Organización Mundial del Comercio”, dijo poco antes de la votación definitiva en el seno de la UE en la que finalmente España se abstuvo.

“Europa tiene que mirar quiénes pueden ser sus socios en el mundo. Claramente, América Latina no solo lo puede ser, sino que lo es”, respondió este lunes el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, en Bruselas, donde se refirió al acuerdo con Mercosur o a los lazos que se afianzaron con los países de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) durante la presidencia española del Consejo de la UE. Hay dos países que por su peso demográfico y su crecimiento económico, que son China e India pueden ser socios para la UE“, agregó Albares: ”En el caso chino, tenemos que sentarnos los europeos y pensar en este marco cuándo China puede ser un socio y cuándo es un competidor“. ”Todo eso es parte de nuestra seguridad en sentido amplio, que incluye la competitividad de nuestras empresas y tener unos flujos comerciales para seguir garantizando producción, empleo y crecimiento en Europa“, zanjó.

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