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La tregua en Gaza afronta sus últimas horas sin que Israel y Hamás hayan acordado prorrogarla

La tregua en Gaza afronta sus últimas horas sin que Israel y Hamás hayan acordado prorrogarla

Este fin de semana concluye la primera fase del alto el fuego que entró en vigor el pasado 19 de enero. Si las dos partes no pactan los detalles de la segunda fase antes del domingo, la guerra podría reactivarse

Israel ejecuta la mayor ofensiva militar en Cisjordania en más de 20 años con el alto el fuego en Gaza a punto de colapsar

Con un retraso de más de veinte días, una delegación israelí y otra de Hamás han viajado a la capital egipcia para negociar sobre la segunda fase del acuerdo de alto el fuego que ha permitido para la guerra en Gaza en las pasadas seis semanas.

A contrarreloj, antes de que la primera fase del acuerdo expire este domingo, los mediadores –Egipto y Qatar, con el apoyo de Estados Unidos– van a intentar que las dos partes continúen adelante con la tregua, la primera de larga duración después de 15 meses de ofensiva israelí que ha costado la vida a más de 48.000 palestinos.

Las negociaciones tendrían que haber arrancado a principios de febrero, según lo estipulado en el acuerdo que fue sellado en enero después de varios meses de idas y venidas, y rifirrafes entre Israel y el grupo islamista. El jueves, los dos enemigos y los mediadores empezaron “intensas discusiones sobre las fases posteriores del acuerdo de tregua, en medio de los esfuerzos en curso para garantizar la implementación de los entendimientos acordados”, ha informado Egipto, que en este caso hospeda las conversaciones.

No es una tarea fácil para los mediadores conseguir un acuerdo en unas 48 horas, si durante el mes de febrero las dos partes no han tenido la voluntad de sentarse a negociar –de forma indirecta, ya que los representantes israelíes y los de Hamás nunca se ven las caras–. Incluso la viceministra de Exteriores israelí, Sharren Haskel, consideró el martes que es “irrealista” poder alcanzar un entendimiento en pocos días. “Es algo de lo que hay que hablar en profundidad. Va a tomar su tiempo”, declaró a los periodistas en Jerusalén.

Por su parte, Hamás pidió a los mediadores y a la comunidad internacional que “presionen a la ocupación sionista para que se comprometa plenamente con su papel en el acuerdo y entre de inmediato en la segunda fase del mismo”.

El objetivo de Israel en las negociaciones de El Cairo es lograr un acuerdo para extender la primera fase del alto el fuego otras seis semanas, según dos fuentes de seguridad egipcias citadas por la agencia de noticias Reuters. El Gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu ha dado a entender en varias ocasiones que no quiere completar todas las fases del acuerdo, porque eso conllevaría la retirada total del Ejército israelí de Gaza.

Uno de los escollos en el paso de la primera a la segunda fase es la retirada de las tropas israelíes del corredor de Filadelfia, un área de 14 kilómetros de longitud en la frontera entre Gaza y Egipto, donde se encuentra el paso fronterizo de Rafah, el único que conecta el enclave palestino con otro país que no sea Israel. El Ejército israelí se hizo con el control del lado palestino de Rafah en mayo de 2024, completando así el bloqueo absoluto sobre Gaza, por tierra, mar y aire.

¿Extensión de la tregua o colapso?

Según las declaraciones de integrantes del Gobierno israelí e informaciones de los medios de comunicación locales, el Ejecutivo quiere prolongar la primera fase y continuar el intercambio de rehenes israelíes por presos palestinos, siguiendo el mismo mecanismo que en las pasadas seis semanas, hasta lograr la puesta en libertad de todos los rehenes con vida –y sin tener que retirarse por completo de Gaza ni comprometerse a un alto el fuego definitivo–.

En la primera fase, Hamás entregó a Israel de forma escalonada un total de 33 rehenes (ocho de ellos, fallecidos) a cambio de la excarcelación de unos 2.000 presos palestinos en cárceles israelíes. El último intercambio tuvo lugar en la noche entre el miércoles y el jueves de esta semana, después de numerosos osbtáculos y amenazas cruzadas entre las dos partes.

Unos 60 rehenes permanecen cautivos en Gaza (aunque cerca de la mitad podrían estar muertos) y, según el acuerdo alcanzado en enero, deberían ser liberados a lo largo de la segunda fase del alto el fuego. Sin embargo los detalles para su liberación tienen que ser negociados aún y fuentes de Hamás han señalado al periódico israelí Haaretz que el movimiento palestino no considera favorable extender la primera fase y entregar a los rehenes, hasta que haya un compromiso por parte de Israel de que no retomará la ofensiva contra la Franja.

Según esas fuentes, hay otros compromisos que “podrían generar avances”, como intercambiar rehenes enfermos y muertos por prisioneros palestinos o mejorar las condiciones de esos presos en cárceles de Israel y aumentar el flujo de la ayuda humanitaria y los bienes que llegan a la Franja, en concreto, la maquinaria pesada para el desescombro. La entrada de excavadoras, así como de casas prefabricadas, era uno de los puntos del acuerdo incluidos en la primera fase, pero Hamás denuncia que no se ha cumplido por los impedimentos israelíes. Decenas de vehículos llevan muchos días en el lado egipcio de la frontera esperando el visto bueno de Israel, tal y como han mostrado los medios del país árabe.

El Gobierno egipcio, además de mediador, es un importante donante y está directamente involucrado en el conflicto porque comparte la frontera con Gaza y con Israel, y se juega su estatus de potencia árabe en estas delicadas negociaciones. Por ello, El Cairo ha convocado una cumbre de líderes árabes el próximo 4 de marzo para diseñar un plan conjunto para el día posguerra en la Franja.

Egipto también ha acogido a numerosos enfermos y heridos que han sido evacuados de Gaza durante el alto el fuego, o ha facilitado su salida y traslado a otros países que los han acogido para tratarles. Desde el 1 de febrero, más de 850 pacientes han podido ser evacuados, según datos de la ONU.

Tradicionales farolillos de Ramadán en venta en la localidad de Jan Yunis, en el sur de Gaza. Tradicionales farolillos de Ramadán en venta en la localidad de Jan Yunis, en el sur de Gaza. Un Ramadán sin guerra

La tregua expira coincidiendo con el comienzo del mes sagrado musulmán de Ramadán y el aumento de las tensiones que siempre ocurre en estas fechas en torno a la Explanada de las Mezquitas, ubicada en la parte ocupada de Jerusalén y de gran importancia tanto para los fieles palestinos como para los musulmanes de todo el mundo.

Las autoridades israelíes han reforzado la seguridad en los accesos a Jerusalén, en Jerusalén Este y, en concreto, en la ciudad vieja (donde se encuentra la Explanada), con el despliegue de 3.000 agentes adicionales. Cada Ramadán, suelen restringir el número y la edad de los fieles que pueden acceder al recinto sagrado, que tiene cabida para cientos de miles de personas. La prohibición de rezar en la mezquita de Al Aqsa es vista por los palestinos como un castigo colectivo.

Según los medios de comunicación israelíes, las autoridades están especialmente en alerta después de que hayan quedado en libertad decenas de “terroristas” de Jerusalén Este y los alrededores, en el marco del acuerdo de intercambio de rehenes israelíes por presos palestinos. Entre los presos que han sido excarcelados en las pasadas semanas, hay algunos que cumplían condena perpetua por ataques contra israelíes.

“No habrá restricciones, salvo por seguridad, porque hay cientos de miles de personas que vendrán a Jerusalén a rezar durante este mes sagrado”, aseguró el jueves el portavoz gubernamental israelí para la prensa internacional, David Mencer, citado por la Agencia EFE.

Por su parte, Hamás ha pedido que no se respetan las restricciones que vaya a imponer Israel en la Explanada de las Mezquitas. “Llamo a una gran multitud a la mezquita de Al Aqsa durante el mes sagrado de Ramadán y a romper las restricciones de la ocupación sionista y sus medidas militares en la ciudad ocupada de Jerusalén”, ha dicho en un comunicado.

Mientras, la población de Gaza ha empezado este viernes por la noche el mes de Ramadán con relativa calma. A pesar de la carestía y de que hasta las mezquitas para rezar están derruidas, los gazatíes pueden celebrar esta festividad sin bombardeos, a diferencia del año anterior. En medio de los escombros, han colocado algunos adornos tradicionales de Ramadán, después de que la guerra haya destruido más de dos tercios de los edificios de la Franja y destrozado la infraestructura básica. Según el último informe elaborado por el Banco Mundial, la Unión Europea y la ONU, serán necesarios más de 50.000 millones de euros en la próxima década para reconstruir el enclave costero.

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