"Esto de locos". Calles desiertas, helicópteros zumbando sobre los tejados y muchas, muchas sirenas de policía en una ciudad, cercana a Berlín, que no es mayor que Granada (233.000 habitantes).

Así está viviendo la profesora sevillana María José Aires Haro, que lleva casi una década viviendo en Halle, la pequeña ciudad alemana que ha sufrido este mediodía un supuesto ataque terrorista ultraderechista contra una sinagoga con dos víctimas mortales. La policía ha advertido a todos los ciudadanos, que deben permanecer en sus casas, y ha prohibido a guarderías y escuelas, que envíen a sus alumnos a caso.

En el caso de María José le ha pillado el ataque terrorista a las dos de la tarde en su casa.

"Estaba preparando las clases de la semana. A esa hora en Halle, todo el mundo ya ha almorzado. De repente, todo el mundo empezó a enviarme mensajes de Whatsapp. Yo llevaba un rato escuchando helicópteros y muchas sirenas de policía, pero pensé había sido un accidente de tráfico", relata la profesora de español.Avisos por megáfono de la policía

Poco después de recibir los primeros mensajes, este exestudiante Erasmus en Berlín escuchó los megáfonos de la policía dando instrucciones para que "nadie saliera de casa, todo el mundo permaneciera en lugares seguros y se cerraran puertas y ventanas".

Aires Haro vive a apenas 15 minutos a pie de la sinagoga que ha sufrido el ataque terrorista. Se trata de un lugar con mucho tráfico, "porque es la entrada de la autovía de Berlín y la universidad se encuentra muy cerca". 

Su amiga Diana, natural de Wittenberg (Alemania), no ha tenido tanta fortuna. Diana vive tras la calle del atentado y "ha escuchado los disparos y la explosión de la granada. La pobre no puede salir de casa, porque sufre una parálisis tras haber sido operada de un tumor cerebral. Ha pasado mucho miedo". El dispositivo de seguridad ha cerrado la estación de tren y ha parado el tranvía, cuyo trasiego "se escucha normalmente, pero ahora mismo permanece en silencio".

La mayoría de sus amigos y compañeros ha quedado encerrada "en sus puestos de trabajo sin saber bien qué hacer, porque la mayoría termina la jornada laboral a las cuatro de la tarde. Una amiga que trabaja en pleno centro de la ciudad está esperando nuevas órdenes y me comentan que un alumno está operando a uno de los heridos".

En su escuela de idiomas también ha cundido el pánico. "En la escuela en la que trabajo estaban como locos porque no sabían si cancelar los cursos o no. Son cursos intensivos y perder un día es un follón. Pero la policía ha dado órdenes de que no haya clases. Y que los que estén en la escuela no salgan de ahí y cierren puertas y ventanas".

"Quieren que no salgamos a votar"

La docente ha vivido estas horas con suma inquietud y con su pareja trabajando en el extranjero. "Stephan se encuentra en Etiopía y me ha llamado alarmado hace un rato. Creemos que la intención del atentado es que la gente no salga a votar el domingo".

Este domingo, se celebran elecciones municipales en Halle y a su alcalde, el socialista Bernd Wiegand, le ha pillado en plena campaña electoral. Tras informar la policía de que se trata de un atentado perpetrado por un grupo de extrema derecha, María cree que muchos de sus vecinos pueden replantearse votar al partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD).

"En Halle, la comunidad judía no es muy grande pero sí es la mayor de Sajonia Anhalt. El hecho de que el ataque terrorista haya sido contra un templo judío es una vergüenza para los alemanes de hoy. Es algo que tendría que estar más que superado", concluye.