El activista rohinyá exiliado en Alemania Nay San Lwin dijo este viernes en una entrevista con Efe que la premio Nobel de la Paz y líder de Myanmar (antigua Birmania), Aung San Suu Kyi, "es cómplice de genocidio" y debe ser considerada una "negacionista".

"Había mucha gente, especialmente del mundo diplomático, que decía que no estaba bien informada. El martes tuvo la posibilidad de escuchar una presentación de tres horas en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) que describió cómo los rohinyás fueron masacrados por su ejército", explicó San Lwin.

Al día siguiente, la líder de Myanmar defendió ante los jueces las operaciones de las Fuerzas Armadas lanzadas a partir de agosto de 2017 en el estado de Rakáin.

"Podría haber cambiado de opinión, pero no lo hizo. Mantiene el apoyo al ejército y niega los hechos", dijo San Lwin, quien opinó que Suu Kyi "pasará a la historia como una Nobel de la Paz que compareció en persona en el alto tribunal de la ONU y negó un informe de la propia ONU".

Ese documento es la prueba principal presentada en La Haya para denunciar el supuesto genocidio contra los rohinyás. La líder birmana pidió a los jueces que se abstengan de intervenir porque, según dijo, los procesos legales sobre los abusos del eEjército se deben hacer en las cortes marciales de Myanmar.

El activista San Lwin explicó que "muchos rohinyás apoyaron a Suu Kyi durante su arresto domiciliario", que se alargó durante 15 años, y cuatro miembros de esta minoría musulmana "representaron a su partido en las elecciones de 1990".

"Ahora hace como que no conoce ni a un solo rohinyá. Es una racista islamófoba, si fuésemos budistas (la religión mayoritaria en Myanmar) sería diferente", añadió.

El juicio en la CIJ "es un evento histórico" porque los rohinyás han "sufrido un genocidio durante más de 40 años. Este es el más alto tribunal de la ONU y nosotros somos los supervivientes", remarcó San Lwin, que se trasladó de Alemania a Holanda para presenciar las vistas orales.

"Este es el comienzo de nuestra victoria. Los miembros de nuestra comunidad han sido asesinados, mutilados, ejecutados, y las mujeres y niñas han sido violadas por soldados birmanos. Merecemos justicia", comentó el activista.

La CIJ solo trata disputas entre Estados y no puede procesar a ningún individuo, pero San Lwin mantiene esperanzas de que "los perpetradores sean llevados ante la Justicia" a través de otros tribunales, como la Corte Penal Internacional, cuya sede también está en La Haya.

"Queremos que nos devuelvan nuestra dignidad, que se haga justicia. Queremos volver a nuestra patria, en el estado de Rakáin, recuperar nuestras propiedades, nuestras casas, un reconocimiento de la ciudadanía y vivir de forma pacífica", dijo emocionado. "Es lo que querría cualquier otro ser humano en el mundo".

La presencia de Suu Kyi en las vistas orales se explica en clave interna, pues cuenta con el apoyo de una buena parte de la población de Birmania, que considera a los rohinyás como inmigrantes ilegales que deben irse a Bangladesh pese a haber vivido en el país durante siglos.

El apoyo explícito al ejército puede servirle a la líder birmana para mejorar las relaciones con los militares, respecto a los cuales ha adoptado una actitud conciliadora, pero a los que no ha dejado de pedir cambios constitucionales.

El juicio por el fondo del asunto en la CIJ podría alargarse durante años, pero los magistrados anunciarán en las próximas semanas si aceptan total o parcialmente una serie de medidas cautelares para proteger a los rohinyás.

David Morales Urbaneja