Más de 235.000 personas se han desplazado en la provincia de Idlib, en el noroeste de Siria, en las últimas dos semanas, como consecuencia de la intensificación de los bombardeos rusos y del Ejército sirio en el último bastión opositor del país, según un informe de Naciones Unidas.
Esta nueva oleada masiva de desplazados se produce en el marco de la intensificación de las operaciones de la aviación rusa y el Ejército sirio, que han dejado decenas de muertos en medio de la campaña que Damasco reanudó el pasado 19 de diciembre para recuperar el último bastión opositor.
Además, la ONU añadió que desde el 16 de diciembre decenas de miles de personas han huido del sur de la provincia de Idlib hacia el norte, como consecuencia de los bombardeos diarios sobre las localidades del sur.
De esta forma, aseguró que la ciudad de Maarat al Numan y sus alrededores están "casi vacías", puesto que la población está huyendo en anticipación de las crecientes hostilidades en la zona, afectada por una intensificación de los bombardeos en las dos semanas pasadas.
Sin embargo, la volatilidad de la seguridad en las carreteras del norte y la carestía de combustible en el sur de la provincia están limitando el movimiento de los civiles, aseveró la ONU, que apuntó que muchos de los desplazados están yendo hacia los centros urbanos de Idlib y Ariha, así como hacia campos de desplazados del noroeste.
Advirtió también de que los movimientos en invierno están "incrementando la vulnerabilidad de los afectados", que necesitan urgentemente ayuda humanitaria, refugio, alimentos y asistencia para las duras condiciones de frío.
Las fuerzas leales al presidente sirio Bachar al Asad continúan su avance en las operaciones, que reanudaron el pasado día 19 tras un alto el fuego unilateral desde el 31 de agosto.
Por otro lado, como consecuencia del incremento de los ataques, muchos actores humanitarios en el sureste de Idlib se han visto forzados a suspender sus operaciones en la zona.
Tras meses de aplazamiento y con un proceso de diálogo en marcha en Sochi (Rusia) en el que participan Teherán, Irán y Moscú en favor del Gobierno sirio, y Ankara en apoyo a los opositores, el Gobierno de Al Asad reanudó la ofensiva sobre Idlib el 30 de abril.
Durante este tiempo han muerto, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, más de 1.315 civiles, entre ellos más de 335 niños.
Naciones Unidas ha abogado reiteradamente por un pacto que evite una desastre humanitario en esta zona en el que se calcula que viven 2,5 millones de civiles.