Una historia de violencia sexual en la infancia marcó para siempre la vida de Karina Lopes Carvalhal. A los nueve años, supo por sus hermanas que un gran empresario de su ciudad natal, São Caetano do Sul, en el estado brasileño de São Paulo, entregaba dinero y regalos a niñas y adolescentes que acudían a la sede de la empresa.
En ese momento, con tan solo 12 años, la hermana mayor de Karina dedujo que yendo a este lugar podría recaudar el dinero suficiente para poder comprarse unos zapatos nuevos.