Después de 12 días de movilizaciones, por primera vez este miércoles el presidente chileno, Sebastián Piñera, ha hecho un anuncio de cierto peso político y que, de concretarse efectivamente, podría dar una respuesta a la calle, que hasta hoy no ha dejado de protestar: "No descarto ninguna solución, ninguna reforma estructural", afirmó –escueto y sin dar más detalles– el mandatario. Lo dijo en respuesta a la pregunta de un periodista sobre la posibilidad de impulsar una nueva Constitución, que deje atrás la actual, diseñada e implementada en 1980, bajo la dictadura de Pinochet.
La idea de promover un proceso para redactar una nueva Carta Magna ha tomado impulso esta semana, luego de que parlamentarios de la oposición empezaran a recuperar proyectos registrados en el Congreso y hasta ahora abandonados en los cajones de la institución.
Leer más: Una nueva Constitución, el camino que puede conducir a Chile hasta el fin de su crisis