El Banco Central Europeo (BCE), responsable de la política monetaria de la eurozona, reconoció que cerca de un 40% de la inflación que sufrimos se debe a la contribución directa del encarecimiento de la energía, sobre todo de los carburantes y del gas. Pero la subida de los combustibles fósiles también contribuye a la inflación de forma indirecta pues puede generar efectos de segunda ronda, al contagiar este repuntne de precios al resto de bienes y servicios.
Isabel Schnabel, la representante alemana en el comité ejecutivo del BCE, sintetiza perfectamente esta idea al hablar de "fosilflación".
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