"Ahora entiendo por qué mi padre no quería hablar de la guerra". Gernot Dudda tenía cinco años cuando huyó de su Prusia natal tras el final de la II Guerra Mundial. Sobrevivió en campos de refugiados durante una década. Acabó instalándose en España. Nunca preguntó demasiado por su pasado. Pero su hijo Ricardo, sí. El periodista sumó la grabadora a sus conversaciones, en las que reflexionaron sobre el desarraigo, la culpa, las raíces y el abandono.
Inmerso en el proceso, la muerte de su tío provocó un giro de guion irreversible.
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