Córdoba cumple su primera semana de jornada intensiva en el sector de la construcción sin registrar ninguna incidencia significativa, aunque a las habituales medidas para combatir los 40 grados a las puertas del verano se unen ahora las mascarillas, una protección incómoda con altas temperaturas.

La crisis sanitaria por la COVID-19 obliga a compaginar un horario de trabajo que evite las horas más intensas de calor con medidas de distanciamiento social y prevención, que en la mayoría de los casos se cumplen, pero que en el caso de mascarilla en concreto es bastante más difícil de aplicar.

Un elemento ya habitual pero que con un trabajo físico "resulta insoportable", según han reconocido a Efe Francisco Carmona, gerente de la Asociación de Empresarios de la Construcción de Córdoba (Construcor), Antonio Salazar, secretario de Negociación Colectiva de la Federación de Construcción y Servicios de CCOO, y Antonio Lopera, responsable de Acción Sindical de FICA-UGT Córdoba.

A eso hay que añadirle las temperaturas a las que se van a llegar en Córdoba la próxima semana, con máximas de hasta 42 grados, y la combinación puede ser peligrosa, incluso, pero "es lo que hay".

Sindicatos y patronal están por completo de acuerdo en la obligación de cumplir las normas hasta que se acabe definitivamente con el coronavirus, que será con la consecución de una vacuna, aunque no coinciden en el nivel y la visión del cumplimiento.

Lopera ha indicado que son numerosas las llamadas de vecinos denunciando que los trabajadores de tal o cual obra no están equipados como indica la norma. "Nadie lleva mascarilla y estamos hablando de un elemento que cuesta 0,90 euros y que puede suponer hasta 100 euros de multa si no se lleva", comenta.

En opinión del líder ugetista, "nos estamos relajando todos en exceso en estas últimas semanas y hay que recordar que el bicho sigue estando ahí", por lo que "no podemos descuidarnos nadie, ni las empresas ni los trabajadores".

En este sentido, Lopera ha puesto el ejemplo de la industria, donde los turnos y los espacios permiten cumplir mejor los protocolos, o el campo, concretamente en Montalbán, "donde estuve recientemente en la recogida del ajo y allí todo el mundo llevaba su correspondiente EPI, y puedo asegurar que en el campo también hace calor".

Pero no son los sindicatos los encargados de hacer cumplir la norma y por parte de la patronal se están facilitando esos elementos de protección sanitaria, además de haber incluido en los planes de seguridad de cada obra un plan de actuación con el visto bueno de los ministerios de Fomento, Empleo y Sanidad.

Corresponde, por tanto, a los trabajadores cumplir con esa normativa sin necesidad de tener a alguien constantemente espoleándoles para evitar contagios, y sería la inspección sanitaria, de la mano de la Policía Nacional Adscrita a la Junta y las policías locales, la encargada de hacer cumplir estas disposiciones.

Francisco Carmona considera al respecto que en las obras es exactamente igual que en la calle. Se requiere de una distancia mínima que ha pasado a ser de metro y medio entre personas, hay geles hidroalcohólicos para su uso y la mascarilla es obligatoria siempre y cuando no se pueda dar esa distancia de seguridad entre trabajadores.

"Por ejemplo, del mismo modo que cuando vas en tu vehículo no estás obligado a usarla, en el interior de una máquina, tampoco", por lo que según Construcor, salvo excepciones, "se cumple la norma".

Para Antonio Salazar, durante el periodo de alarma CCOO planteó una jornada especial por la pandemia, de forma que se aplicaran normas contra contactos directos, como eran espacios habilitados para comer, material adecuado y la posibilidad de estar constantemente lavándose las manos.

"Eso evitó en gran medida que hubiera contagios en la construcción, pero se optó por la patronal y UGT romper con ese acuerdo", indica.

Entonces todavía el ambiente era fresco, pero ahora se complica con el calor y en su opinión no estaría de más una figura en la obra encargada de hacer cumplir las normas preventivas, que evitarían tanto sanciones personales como a nivel de tajo, además de asegurar que todo el material que llega, así como las maquinarias que se usen hayan sido convenientemente desinfectadas.

La próxima semana volverá a producirse un encuentro entre patronal y sindicatos para bordar la necesidad de elaborar un comunicado conjunto para que "nadie se olvide lo que estamos viviendo todavía y de que no hay que bajar la guardia", explica Lopera.