Croacia es uno de los países más dependientes del turismo en Europa, con un 20 % de su PIB generado por ese sector, muy golpeado por la crisis del coronavirus, y espera salvar su temporada de verano gracias a los yates y las lanchas.

Con miles de kilómetros de costas y miles de pequeñas islas el pequeño país balcánico de 4 millones de habitantes es un destino predilecto para el turismo náutico.

Mientras que el turismo tradicional de sol y playa alcanzará esta temporada como mucho un tercio de su facturación, los yates y las lanchas alcanzarán la mitad del negocio previsto antes de la crisis.

Muchos propietarios decidieron "aparcar" esta primavera sus lujosas embarcaciones en uno de los numerosos puertos croatas a la espera de que amaine la crisis del virus.

"De los veinte mejores megayates del mundo, diez estarán este año en la costa croata. Es fantástico, que el 50 % de la mejor flota mundial llegue a Croacia", aseguró en declaraciones a Efe en Rijeka el ministro de Turismo croata, Gari Capelli.

PRONTA APERTURA

"Esperamos recuperar este año un 40 % o un 50 % de los resultados del año pasado en el turismo náutico en general. En los barcos mayores de 20 metros de longitud, las pérdidas serán solo del 30 %", precisó el ministro.

Capelli acudió este fin de semana al puerto de Rijeka para dar en persona la bienvenida a 250 turistas náuticos llegados desde Alemania, Austria y Suiza.

El éxito del turismo croata se debe, aseguró el ministro, a la posibilidad de abrir el país relativamente pronto tras el primer pico de la pandemia, mientras que otros países, como España e Italia, tardaron más tiempo ante la virulencia del virus.

Los efectos del coronavirus han sido hasta ahora moderados en Croacia, con solo 2.300 infecciones y un centenar de fallecidos, números ínfimos comparados con Italia, al otro lado del Adriático, donde murieron más de 34.000 personas y se contagiaron unas 240.000.

Con esos buenos números como base, Croacia decidió a mediados de mayo abrirse a la llegada de grandes yates, acompañado por un descuento del 20 % de sus tasas portuarias, vetando solamente la entrada de grandes cruceros.

MEGAYATES EN RIJEKA

En el puerto de Rijeka, Capital Europea de la Cultura este año, se encuentra anclado el mayor número de megayates de su historia, por un valor estimado de unos 1.000 millones de euros.

"En este momento, tenemos una veintena de megayates, de 30 a 93 metros. Sus propietarios disponen aquí de buena infraestructura y servicios para sus barcos", explicó a Efe Rajko Jurman, portavoz de la Capitanía del Puerto.

Amarrar una embarcación aquí cuesta entre 150 y 400 euros por día, y los barcos lujosos ofrecen además una buena fuente de ingresos para servicios de administración, mantenimiento y reparación.

FAMOSOS Y OLIGARCAS

¿Pero quién son los propietarios de estos barcos? El portavoz del puerto insiste en la confidencialidad y privacidad de sus clientes.

La prensa croata, sin embargo, suele informar sobre las visitas de grandes barcos privados de famosos empresarios como Bill Gates, fundador de Microsoft, o Roman Abramovich, el magnate ruso propietario del Chelsea de Londres.

Este fin de semana, el mayor yate amarrado es el "Royal Romance Georgetown", de 93 metros, con un valor estimado de 200 millones de dólares, según el portal internet "Superyacht Times".

Este barco pertenece al oligarca ucraniano Viktor Medvedchuk, amigo del presidente ruso Vladimir Putin, asegura la prensa croata.

PAÍS NÁUTICO

Croacia es un país náutico por excelencia, con sus más de mil islas y 6.000 kilómetros de costa, que albergan 71 marinas náuticas especializadas y 167 puertos náuticos.

Según la asociación de marinas croatas, sólo el turismo náutico aporta a la economía del país unos 720 millones de euros por año, frente a los 13.000 millones generado en 2019 por todo el sector turístico general.

Por otro lado, Croacia tiene una de las flotas de "barcos chárter" más grandes del mundo, con 4.500 naves diferentes, que pueden ser alquiladas para viajes personalizados.

Estas lanchas pueden navegar hacia miles de calas y bahías, con playas casi intactas y agua cristalina de color turquesa.

En esta región del Adriático existe una decena de reservas naturales protegidas y ocho zonas forman parte del patrimonio universal de la Unesco.

POCOS TURISTAS POR EL MIEDO

La crisis ha afectado sobre todo a las agencias que alquilan barcos chárter y de giras turísticas, aunque algunas han empezado a operar tímidamente a mediados de junio.

Los organizadores aseguran que salvo en casos en que grupos de turistas insisten en estar juntos, en los barcos se debe mantener siempre la distancia social y otras medidas contra el virus.

"Este sábado empezamos nuestra temporada. Zarpamos con 13 barcos desde los puertos de Rijeka, Zadar y Trogir, un tercio de nuestra flota", explica a Efe Dragica Sladoljev, de la agencia "ID Riva".

Los barcos llevan solo la mitad de viajeros habituales por las restricciones contra la pandemia, pero también porque por ahora pocos turistas se atreven a viajar al extranjero.

"Pero estos 250, que son turistas de Alemania, Austria y Suiza, nos valen como 2.500 del año pasado, y haremos todo para justificar su confianza", asegura Sladoljev.

Vesna Bernardic