Japón ha empezado este jueves a verter al Pacífico más de un millón de toneladas de agua contaminada procedente de la planta nuclear de Fukushima. El proceso, que se prolongará durante varias décadas, está generando una oleada de protestas dentro y fuera del país.
El Gobierno japonés decidió en 2021 que recurriría a este tipo de descarga controlada al mar como vía para deshacerse del agua contaminada que se acumulaba en las instalaciones nucleares. El espacio en los tanques de almacenamiento se estaba agotando ya.