Cuando el columnista conservador Vaco Piludo Valente usó por primera vez la expresión jerigonza, el actual primer ministro portugués, António Costa, todavía estaba concurriendo a la primarias del Partido Socialista (PS) para derribar al anodino António José Seguro. Meses más tarde, Paulo Portas, todavía líder del CDS (derecha), recuperó la palabra para describir al nuevo gobierno de izquierda. Un gobierno que tenía, de hecho, una composición extraña. Era del PS, que había quedado en segundo lugar en las elecciones, pero apoyado por el Bloco de Esquerda (BE, aliado de Podemos) y por el Partido Comunista Portugués (PCP). Era la primera vez, en la democracia portuguesa, que un partido que no había vencido las elecciones lideraba un gobierno.