A la fiscal Fani Willis le gusta contar una conversación que tuvo cuando era niña con un juez en Washington. Ella acompañaba a su padre, abogado y que la crió casi en solitario, y era demasiado pequeña para estar junto a su padre y sus clientes. Al juez le pareció mejor que se sentara a su lado en el estrado.
El magistrado era Joseph Hannon, blanco, de Boston, miembro de varias organizaciones católicas y con fama de duro. Su padre, John Floyd, negro, abogado defensor y activista de derechos civiles, de joven había sido miembro fundador del partido marxista de las Panteras Negras en Los Ángeles y le gustaba hablar de la herencia africana (eligió para ella un nombre en suajili, Fani Taifa, algo así como “pueblo próspero”).
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