Corría el mes de junio y España estaba inmersa en la desescalada cuando el presidente Pedro Sánchez, acompañado de cinco ministros —Nadia Calviño, Teresa Ribera, José Luis Ábalos, Reyes Maroto y Pedro Duque— y representantes del ramo, presentó con bombo y platillo el Plan de Impulso a la Automoción. De los 3.750 millones de presupuesto, 1.500 millones irían directos a la renovación de vehículos: de estos, 250 millones eran del nuevo Plan Renove, una vieja fórmula para inyectar dinero a las empresas subvencionando la compra con el argumento de que el parque es muy antiguo y hay que rejuvenecerlo.
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