Después de la muerte de Richelieu en 1642, se dice que el Papa Urbano VIII hizo un buen resumen de su trayectoria política: "Si Dios existe, el cardenal Richelieu tendrá mucho por lo que responder. Si no es así, bueno, ha tenido una vida de éxitos". A Henry Kissinger le gustó esa frase y la incluyó en una de sus obras. Era como si estuviera escribiendo sobre sí mismo. Richelieu tuvo como gran meta el engrandecimiento de Francia durante veinte años y la lucha contra su némesis, la dinastía de los Habsburgo que gobernaba en España y Austria.
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