En 2013, los Gobiernos municipal y regional de Madrid vendieron más de 4.800 viviendas, originalmente destinadas a ser alquiladas a precios asequibles, a empresas controladas por fondos de inversión estadounidenses como Blackstone. Después de las ventas, realizadas con muy poca publicidad, Blackstone comenzó a aumentar los alquileres, en algunos casos duplicándolos en un periodo de tres años. Hubo inquilinos que acabaron desahuciados.
En Dublín, en mayo de 2019, un representante de un 'casero corporativo', una empresa dueña una gran cantidad de viviendas, entró a la fuerza en un piso y causó importantes daños en su interior.
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