Hoy algunos republicanos respiran tranquilos y otros se lamentan, pero todos por la misma razón: Donald Trump no creará su propio partido porque, como le dijo a sus seguidores, “ya tenemos el Partido Republicano”. No hay necesidad. Fuera de ese anuncio, la única revelación tras mes y medio de silencio fue hasta qué punto Donald Trump no ha cambiado absolutamente nada a pesar de la derrota.
Todo sonó igual: la misma canción para empezar el mitin y la misma para terminarlo. El mismo chistecito de abrazar y besar a la bandera.