El impuesto sobre el carbono que se aplica en Francia se ha mostrado útil para reducir las emisiones del principal gas causante del efecto invernadero y ha tenido un impacto casi inocuo para el empleo industrial, según la OCDE.
En un estudio publicado este martes, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) estima que a un nivel de 44,6 euros por tonelada de dióxido de carbono (CO2) en 2018, el impuesto francés ha supuesto un aumento del 10 % del precio de la energía y eso ha provocado una reducción del 6 % del consumo en la industria entre 2013 y 2018.
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