"La principal característica del movimiento prodemocracia de Hong Kong es que no tiene líderes, es horizontal. A diferencia de lo que sucedió en 2014 con el Movimiento de los Paraguas, que acabó con varios de sus líderes en prisión, eso impide que nos descabecen", explica Woody Tam, un estudiante de 24 años que lleva cuatro meses enfrentándose a la Policía en el campo de batalla de la excolonia británica, sacudida desde el pasado 9 de junio por las protestas que nacieron contra la propuesta de ley de extradición –retirada formalmente el pasado día 23– y que han derivado en la exigencia de elecciones con sufragio universal.
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