El 23 de junio de 2016, los británicos decidieron en referéndum salir de la UE por un escaso margen: 51,9% frente a 48,1%. La campaña del 'Vote Leave' y sus promesas habían ganado. Por fin, Reino Unido recuperaría el control de su país y se desprendería de un inmenso ente dedicado a chupar competencias y dinero, dictar leyes y juzgar gobiernos sin dar nada a cambio. Una victoria de la democracia que prometía una ruptura con la UE y, al mismo tiempo, unas "mejores relaciones con nuestros amigos europeos".
Han pasado más de tres años y ha llovido mucho desde entonces.
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