Una alfombra roja recorre una parte de la acera de la calle Mohammed Thakeb en el barrio de Zamalek, uno de los corazones de la capital egipcia. El sol, que ya luce alto y ardoroso en pleno mes de diciembre, ilumina el toldo que da la bienvenida a los votantes más madrugadores. Son las nueve de la mañana del domingo y Egipto ha dado el pistoletazo de salida a unas elecciones presidenciales en las que, casi con total seguridad, el presidente Abdelfatá Al Sisi revalidará su victoria.