"550 metros es una distancia cercana para un francotirador. No necesitaba hacer ajustes por el viento. Con una bala que viaja a 762 metros por segundo, el proyectil alcanzaría el objetivo tres cuartos de segundo después de que saliera de mi cañón. El gatillo de un M16 también es muy rápido. Aprietas y disparas. Apunté a la cabeza. La culata me golpeó el hombro. Por la mira, vi que su cabeza daba una sacudida y se le abrían las piernas. Luego, como si fuera un globo pinchado, se deshinchó y se desplomó contra una roca, con la cabeza en el pecho".