"Tengo tres alternativas para mi futuro: estar preso, estar muerto o la victoria", dijo Bolsonaro en agosto de 2021. Faltaba más de un año para las elecciones en las que se iba a jugar la reelección y unos meses antes, el Tribunal Supremo había ordenado anular las condenas contra Lula da Silva, que ya sonaba como posible candidato y, de hecho, lideraba todas las encuestas.
Con la victoria descartada, el asalto del domingo de miles de radicales al Congreso, el Tribunal Supremo y el Palacio de Planalto –sede del ejecutivo– ha sido el culmen de un largo camino de polarización y deslegitimación institucional alentada en gran parte por el bolsonarismo que, según los expertos, tendrá muy difícil una recuperación política.