"Me sorprendió mucho lo rápido que crecí, nunca pensé que cuatro frases con una imagen de Sailor Moon podrían calar tanto en la gente", afirma @fluorrazepam (27), que prefiere no dar su nombre. Creó su cuenta a mediados de 2020 para hablar sobre relaciones abusivas y machismo en la cultura popular, temas sobre los que había aprendido tras formar parte de grupos feministas y especializarse académicamente en cine y género.
"No me definiría como activista, tengo una cuenta de divulgación", enfatiza. "Creo que este tipo de cuentas las suelen llevar más mujeres, depende mucho de por dónde te muevas".
Laura (30) aúna en @feminismoen8bits su pasión por los videojuegos con el activismo feminista. "Soy lo que soy gracias a esas narrativas que he podido absorber", sostiene. "Una cuenta de memes es un canal de transmisión para gente joven de una forma muy potente y muy directa, sí que había visto mucha divulgación sobre feminismo y videojuegos, pero no en formato meme". Lanzó @feminismoen8bits en enero de 2020; ahora tiene más de 8.000 seguidores y agradece el apoyo de la comunidad virtual, especialmente durante los ataques recibidos a causa de polémicas "con cuentas más grandes de Youtube, que me han afectado bastante".
Aunque creen que la memesfera es un espacio cada vez más inclusivo, las tres creadoras consideran que la masculinización de Internet se hace patente mediante el modo en el que se valoran los memes reflexivos y emocionales, normalmente gestionados por mujeres y considerados "de menor calidad y aburridos", según Alejandra. "Esta creencia parte de relatos misóginos, donde lo óptimo es la evasión sin filtro, frecuentemente relacionada con actitudes masculinas, mientras que los memes relacionales y emocionales —los llamados ‘memes de chicas’— son ‘chorradas". señala. "Creo que esta idea está cambiando, y cada día se valora más nuestro contenido".
"Me ha llovido mucho odio por varios temas, especialmente por cuestionar el machismo dentro de la cultura pop, criticar la cultura de la pedofilia y apoyar al colectivo trans", relata @fluorrazepam. A finales de enero perdió su cuenta original, con 11.000 seguidores, después de que fuera reportada masivamente por la publicación de un meme en el que criticaba "a quienes se excusan en el feminismo para cargar contra las personas trans", en alusión a una polémica entre la escritora Lucía Extebarría y la activista trans Rosa María García. Pese a que en ocasiones sea "inevitable", su estrategia para intentar no verse demasiado afectada por lo que ocurre en Internet pasa por "poner barreras, como mantener el anonimato".
"Hay momentos en los que me he sentido bastante abrumada", dice Laura. "Los ataques suelen ser bastante personales, y a veces necesito distanciarme de las redes sociales". "Si te levantas y lo primero que lees por la mañana es una amenaza de muerte, tu día no empieza tan bien como debería", ironiza. Alejandra, la más expuesta públicamente tras acudir a programas como Playz, se siente "bastante contenta con cómo ha crecido la cuenta", aunque también ha tomado medidas como "permitir solo comentar en mis publicaciones a quien me sigue o bloquear a quien no me esté respetando o no me haga sentir segura". "Las redes sociales son parte de nuestra realidad y por eso merecemos el mismo respeto en ellas que en la vida no-digital", apunta.
Ninguna de las tres se plantea dejar de crear contenido, aunque tanto Alejandra como Laura mencionan el denominado "síndrome de la impostora". "Me enfrenté a mi peor enemigo", explica Alejandra, cuyas reflexiones son fruto de años de terapia y lecturas sobre feminismo. "Gané confianza y autoestima y me pareció una forma estupenda de demostrármelo, permitiéndome exhibir aquello de lo que estaba orgullosa", afirma. Laura admite haberse cuestionado constantemente si lo que hacía era válido o novedoso, pese a no conocer a nadie que divulgara sobre feminismo y videojuegos en Instagram. "Al principio ni yo creía en lo que estaba haciendo, tenía esa sombra detrás, que fue haciéndose más pequeña conforme crecía la cuenta".
Según han podido constatar las creadoras mediante estadísticas proporcionadas por Instagram, más de la mitad de los followers de las tres cuentas son mujeres. "En mi caso, el rango de edad está entre los 18 y los 34 años", dice Laura, que durante los primeros meses sí que tenía más seguidores masculinos. "Los cuidados siempre han sido delegados a las mujeres, es normal que suelan ser ellas quienes consuman mi contenido", opina Alejandra, y celebra que también muchos hombres "compartan y apoyen, creo que es muy buena señal ya que representa un cambio: la salud mental y la responsabilidad afectiva nos afecta a todos".
La interacción con seguidoras ha llevado a @culomala, @fluorrazepam y @feminismoen8bits a compartir testimonios de abuso y recursos relacionados con la salud mental. "Había chicas que por desahogarse me contaban todo el acoso sufrido jugando online, lees cosas terribles y es importante denunciarlo, muchas mujeres abandonan los videojuegos por experiencias muy desagradables", lamenta Laura. A petición de sus seguidoras, también comparte información sobre streamers mujeres y links con bibliografía, porque "quiero mostrar que hay una fuente detrás de todo lo que expongo".
"Personalmente, la terapia con una buena psicóloga me salvó la vida", revela Alejandra. "Me encantaría hacer llegar a más personas esta opción, para que la gente que se sienta un poco perdida o incapacitada a la hora de hacer frente a ciertas situaciones". @fluorrazepam cuenta cómo conversaciones surgidas a raíz de un meme han propiciado que muchas seguidoras hagan públicas sus experiencias de abuso: "es una forma de saber que esas cosas que creíamos que solo nos pasaban a nosotras en realidad están normalizadísimas, así nos damos cuenta de que estamos acompañadas".
Uno de los casos con más repercusión ocurrió tras publicar un meme sobre la cultura de la pedofilia. "Me respondió un señor de 40 años que me decía que por qué no podía estar con una de 16 y lo compartí en mis stories", recuerda @fluorrazepam. "Durante tres días me hablaron unas 200 chicas contándome sus experiencias, muchas de ellas me hablaban incluso de sus profesores o monitores de campamento, llegó un punto en el que ya no podía contestar". "Es una responsabilidad muy grande, cuando me di cuenta de que me seguía gente tan joven intenté ser más consciente de mi lenguaje, del mensaje que quería transmitir", asevera. "Todo el mundo, sea cercano o no al feminismo, ha pasado por relaciones en las que alguien se aprovecha de las dinámicas de poder".
Las tres creadoras planean seguir con sus proyectos, que conciben como herramientas para crear comunidad y construir espacios seguros en Internet. "Si tienes una cuenta enfocada a un tema social, creo que tienes una responsabilidad por contribuir a esos espacios", apunta @fluorrazepam. "Me han corregido muchas veces mis seguidores, todos estamos aquí para aprender, me encantaría ver a más mujeres hablando de lo mismo", dice Laura. "@culomala me recuerda a un foro donde diferentes personas se identifican en casos que consideraban súper personales y únicos. Es una bonita forma de sentirnos comprendidos", concluye Alejandra.