Se han tomado caminos diferentes en busca de un interés común. Izquierda Unida y Podemos han pedido sin éxito en la Junta General que el conjunto sea declarado Bien de Interés Cultural. El Colegio de Arquitectos lo ha avalado en un comunicado además de proponer una nueva hoja de ruta para la rehabilitación del edificio. El Ayuntamiento está negociando la compra de la parcela a EDP, la empresa propietaria, y diversas asociaciones ciudadanas se movilizan para que "la única fábrica de gas que queda en España no desaparezca". Así lo explica el arquitecto Felipe Díaz, portavoz de la plataforma "Fábrica de Gas e Ideas" y miembro del Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias.
De momento, el Principado ha paralizado los trabajos de demolición. Antes de que entre la piqueta hay que saber qué se va a hacer. Mientras tanto, insta al Ayuntamiento de Oviedo y a EDP a llegar a un acuerdo. El objetivo es salvar la fábrica.
"Contamos con apoyos desde Izquierda Unida y Podemos hasta Vox; el Colegio de Arquitectos y representantes de la Universidad, el gremio de editores, asociaciones de vecinos y comerciantes del Oviedo Antiguo, entre otros muchos colectivos de Asturias", cuenta Felipe Díaz, uno de los promotores de la plataforma Fábrica de Gas e Ideas. Y explica la variopinta composición de este movimiento en aras de conservar "un conjunto industrial de gran interés dentro del movimiento arquitectónico moderno".
En su manifiesto inicial, la plataforma defiende una serie de ideas clave para justificar la conservación del complejo fabril. Por un lado, destaca su importancia como bien patrimonial, no solo de Oviedo, sino de toda Asturias. También su capacidad para ser reutilizado en el futuro, además de su situación estratégica para conectar el Oviedo antiguo con el moderno. Además, hace hincapié en su papel fundamental en la historia industrial de la ciudad y en la singularidad arquitectónica que posee como conjunto industrial. "¿Qué pedimos?", se pregunta el arquitecto, "un cambio radical en lo que estaba ocurriendo."
"El conjunto es parte de la memoria histórica de la ciudad", asegura Díaz. La fábrica se empezó a construir en 1857 en la parcela (12.000 m2) encuadrada entre las calles Postigo, Paraíso y Azcárraga, o el actual corazón del casco antiguo de Oviedo. Por aquel entonces la ciudad ensayaba un sistema de alumbrado de gas y la fábrica se convirtió en "pieza clave para que Oviedo alcanzase la modernidad", añade Díaz. Sin embargo, elementos como el gasómetro, la fachada de la Popular Ovetense, las oficinas, o la marquesina de Sánchez del Río cayeron en el abandono desde que la fábrica cerró en 1985. Todo sigue en ruinas desde entonces.
En 2005 la empresa portuguesa EDP adquiere la propiedad del complejo industrial en el mismo año en que el plan urbanístico de Oviedo contempla la destrucción de prácticamente la totalidad de la parcela. En 2012 se aprueba otro Plan Especial para la fábrica, elaborado por el arquitecto César Portela, que plantea conservar la fachada de la Popular Ovetense y el gasómetro y demoler el 80% del complejo. "Con este planteamiento se cargan la esencia de lo que pudiera ser la fábrica de gas", explica el arquitecto Felipe Díaz sobre este proyecto que ha estado en la agenda política desde entonces sin que nadie lo ejecutase, hasta el año pasado.
A finales de 2020, EDP, de acuerdo con el Plan, inicia los trabajos de demolición de algunas edificaciones para proceder a la descontaminación de los terrenos. Es esta la mecha que enciende el conflicto entre el gobierno municipal (PP y Cs), la oposición y diversas asociaciones. La Concejalía de Urbanismo pretendía mantener, pero "mejorar", en palabras del edil Nacho Cuesta, el plan de Portela para construir viviendas para estudiantes y artistas en la antigua fábrica. La oposición y diferentes colectivos proponen otros usos, pero, sobre todo, que se conserve el "conjunto arquitectónico en su totalidad", según explica Waldo Valbuena, de la plataforma "Fábrica de Gas e Ideas".
Sin embargo, los primeros derribos no han contado con la aprobación del gobierno del Principado. Al menos, por ahora. El Consejo de Patrimonio ha ordenado detener la demolición por "falta de información" y establece una serie de condiciones a la empresa EDP.
De esta forma, el Ejecutivo regional quiere saber qué se va a hacer con el recinto y con los elementos de interés, conocer el plan de urbanización y que se documente toda la parcela de acuerdo a un plan arqueológico. Además, pide un análisis pormenorizado de dos elementos en concreto: la marquesina de Sánchez del Río y la fachada de la Popular Ovetense. Así mismo, insta al ayuntamiento y a la empresa propietaria a llegar a un acuerdo para salvar la fábrica. En definitiva, el Principado quiere que se reconsidere todo el proyecto en su conjunto.
Así lo ha expresado al Ayuntamiento de Oviedo y a EDP, proponiendo una nueva hoja de ruta para la conservación de la fábrica de gas. "No podemos perder este tipo de singularidades", comenta Díaz, "si desaparecen hitos como este nos convertimos en una ciudad vulgar. Nadie va a venir a Oviedo a ver el edificio de El Corte Inglés", sentencia. En el manifiesto se propone, a su vez, un modelo de gestión y la modificación del Plan Especial, así como extremar las precauciones a la hora de realizar los trabajos de descontaminación para conservar la totalidad de un conjunto que, además, proponen que se declare Bien de Interés Cultural.
Así lo propusieron hace unas semanas también, sin éxito, en el Parlamento asturiano Podemos e Izquierda Unida. "Esperamos que el resto de los grupos políticos, al escuchar a los expertos, recapaciten y varíen su postura para evitar que la piqueta arrase con el patrimonio carbayón", comentaba al respecto el concejal de Somos, Ignacio Fernández del Páramo. "Oviedo no puede permitirse seguir destruyendo su patrimonio".
"Estamos interesados en la compra de la fábrica", explica Ignacio Cuesta, responsable de Urbanismo. "Estamos a la espera de lo que decida Patrimonio". A expensas de saber cómo evolucionan las negociaciones entre el Ayuntamiento y EDP, desde la plataforma Fábrica de Gas e Ideas, esperan que el gobierno de Canteli modifique el Plan que hay en vigor para mantener la totalidad del conjunto y crear "un espacio multiusos de oportunidades". De momentos se muestran satisfechos. "Hemos conseguido movilizar a la ciudadanía de Oviedo y hacerles ver que pueden luchar por algo que realmente quieren: proteger su patrimonio y su historia", considera Felipe Díaz. "Les hemos recordado el orgullo de ser carbayones".